Cuando llega el estrés o la ansiedad a nuestro cuerpo, se manifiesta de diferentes formas. Comemos mucho o poco, tenemos insomnio o dormimos en exceso, etc. Sin embargo, la tricotilomanía es grave y aparece de manera diferente, porque te lleva a arrancarte los cabellos hasta dejarte pelones.
Esta enfermedad clasifica como un trastorno de tipo compulsivo. Según Medline Plus, las mujeres tenemos cuatro veces más posibilidades de padecerlo. La depresión, la ansiedad y la poca satisfacción con una misma son características de las personas que se arrancan el cabello.
La tricotilomanía se manifiesta alrededor de los 17 años en el 85% de los casos, según un estudio realizado por José Manuel Pérez Quesada, psicólogo español. Este documento afirma que dos tercios de los encuestados no recuerda qué desencadenó el trastorno, mientras que el resto lo atribuye a abusos sexuales o divorcio de los padres. La persona tiene parches redondos en el cuero cabelludo, el pelo se ve desigual. El 89% de las personas se tira el pelo de la cabeza, mientras que las cejas y las pestañas tienen cifras menores.
Según el mismo estudio, la mayoría de las personas hace esto cuando se encuentra sola y las situaciones más comunes son cuando ven televisión, están estudiando o tendidos en la cama.
En los casos más extremos la persona se come el pelo arrancado; lo que puede terminar en un bloqueo intestinal. La negación de que se incurre en estas prácticas es un síntoma claro de que se posee la enfermedad. "He visto que - por lo general - a las personas que padecen este trastorno les causa mucha vergüenza hablar sobre el tema. Muchos tratan de ocultarlo, lo minimizan, cambiando - por ejemplo -, el estilo de peinado para que no se note", afirma la doctora Patricia González, psiquiatra de Clínica Alemana.
El tratamiento es permanente; la tricotilomania se puede controlar, pero no eliminar. Por eso, si conoces a alguien que padezca este trastorno (o tienes dudas de sufrirlo tú misma) es menester la ayuda profesional, a fin de llevar optimizar la calidad de vida.
Imagen CC CalleeMacAulay