¿Procrastinas en tu trabajo o en tus horarios de estudio? ¿No? ¡Por supuesto que sí! De hecho, en este mismo momento, mientras lees Fucsia, lo haces aunque no quieras admitirlo.
Lo que no sabes es que no debes sentirte culpable por practicar el arte de “sacar la vuelta”. De hecho, esto puede ser muy valioso para tu intención de ofrecer excelencia en tus labores. ¿Cómo? ¡Pues en las líneas siguientes te lo contamos!
1. La procrastinación mejora la productividad y creatividad: De acuerdo con John Perry, autor de “The Art of Procrastination: A guide to effective dawdling, lollygagging and postponing”, procrastinar puede inspirarnos a hacer las cosas de mejor forma. Esto, porque los indecisos son grandes creativos, que al enfrentarse a una tarea difícil, compleja o poco motivante, buscan maneras para ejecutarla de manera más eficiente. Si lo piensas, los genios de la innovación - quienes impulsaron una “nueva forma de hacer las cosas” - lo hicieron porque no toleraban el modo establecido.
2. Te ayuda a tomar mejores decisiones: Conforme a los planteamientos de Frank Partnoy, autor de “Wait: the art and science for delay”, cuando te enfrentas a una disyuntiva, el tiempo que destinas a ponderar las opciones es crucial para definir la mejor de ellas. Es algo que requiere reflexión, ya que la impulsividad no conduce a nada bueno. Observar, procesar la información y meditar es el camino hacia la sabiduría. Si dispones del tiempo necesario, ¡no te sientas culpable en procrastinar!
Así es que ¡ya sabes!, no te sientas culpable en tomarte unos minutos de ocio: ¡es bueno para tu salud y productividad!
Imagen CC The Real Estreya