Es común que las mujeres seamos lloronas, debido a que nuestro sensible corazón se conmueve con gran facilidad. Tenemos las emociones a flor de piel y las vivimos intensamente, aún cuando queramos aparentar ser frías. En lo personal, ¡detesto llorar en público!, pues tengo la “maña mental” de pensar que hacerlo es mostrar mi debilidad. ¡Y soy mega orgullosa!. Sin embargo, una vez alguien me dijo que hay que derramar las lágrimas contenidas, pues por algo el corazón quiere expulsarlas del cuerpo.
Pues bien, considerando la sabiduría de aquellas palabras, hace unos días leí que en Japón existen lugares habilitados para llorar a gusto. Así, si una es orgullosa, puede dar rienda suelta a las demandas del corazón. Además, ¡para qué estamos con cosas!: todas requerimos llorar al menos una vez al mes, como dice Shakira. Por eso, la idea me pareció ¡genial!
Por desgracia, en Chile no disponemos de dichos espacios, al menos no de la forma en que fueron planteados allá. Sin embargo, sí hay algunos sitios donde podemos estar más tranquilas para ¡llorar y llorar!. Y aquí se los enumero:
1. Cementerios: Aún cuando se asocien a la muerte, son lugares muy bonitos y tranquilos. Mi favorito es el General - como amante de la historia y la arquitectura -, pero hay otros tipo “parque”, donde encuentras paz y naturaleza. A nadie le podría extrañar verte llorar en un sitio como éste, así es que puedes buscar un rincón “piola” y agradable para ¡dar rienda suelta a tu alma!.
2. Iglesias: Independiente de si eres o no creyente, los templos son lugares de mucha espiritualidad. En ellos te conectas con la divinidad, pudiendo desahogar tus penas e inquietudes. El Santuario del Padre Hurtado - como dato - tiene muchos recodos lindos donde puedes hallar armonía para desahogar tu pena. Si quieres privacidad, es un sitio ideal. Si no dispones de tiempo para llegar hasta ahí, bastará con que ubiques tu iglesia más cercana, te aproximes al altar y dejes fluir tus comprimidas emociones.
3. Playas: Si tienes la suerte de vivir cerca del mar, una caminata por la orilla de la playa es perfecta para meditar y - si lo deseas - derramar algunas lágrimas. Probablemente compartas tu recorrido con otras personas que tuvieron la misma idea, pero nunca será equiparable a las multitudes del centro de la ciudad y puedes alejarte unos centímetros si lo precisas. El sonido de las olas reventando en la arena, además, te dará energía y calmará tu corazón. Es una instancia genial para comulgar con tu propia naturaleza.
4. Parques: Si no vives en las costas, ¡no te preocupes!. Siempre habrá un parque cerca de ti y podrás caminar a través de él, dejando que tus lágrimas fluyan. En ellos puedes hallar alguna banca donde sentarte, respirar profundo, meditar y llorar si así lo precisas. Ubícate estratégicamente en un lugar en que no estés tan sola, pero donde nadie pueda ver que estás triste. Y ahí, ¡libera tus emociones!
5. Tu casa en las noches: Puedes contener tus lágrimas hasta la noche, momento perfecto para externalizar tus penas. Durante esas horas, todos duermen, por lo que nadie te “hinchará las pelotas” preguntándote qué te sucede. Llora en tu pieza hasta dormirte o bien, escoge otro sitio - el comedor, jardín, terraza o escritorio - y desahógate al ritmo de una canción triste. ¡Te sentirás liberada!
6. El cine: Es un lugar ¡increíble! para llorar y pasar "piola". Con la sala a oscuras y toda la concurrencia absorta en la pantalla grande, nadie notará que sientes pena y estás soltándola. Si la película que escoges es triste o romántica, ¡mejor aún! Llamar la atención de alguien será totalmente ¡imposible!
Ya ves, aunque todavía no dispongamos de iniciativas innovadoras como en Indonesia, con creatividad siempre puedes hallar un sitio donde estar sola para desahogar tus pesares. ¡Hazlo con toda confianza! El ejercicio de llorar nos ayuda a reflexionar, enfriar la mente, tomar buenas decisiones y sanar el alma. Nos quita un peso de encima, así es que ¡no te contengas y bota esas lágrimas!
Imagen CC Laurensea