Las redes sociales, sin duda, revolucionaron la manera de ver las cosas ¡Simplemente, ya no podemos estar sin tecnología! Pero, además, se han convertido en el aliado perfecto para realizar investigaciones secretas. Sí, hay que reconocerlo: todos lo hacemos.
Seguramente, más de alguien se ha ganado el título de psicópata digital entre sus amigas, porque se preocupa de indagar el registro de actividad de otros y revisar el historial en línea de cada persona que les cause especial interés… ¿o no?
Yo, por ejemplo, debo buscar a cada persona que conozco en Facebook. Sí, es casi un ritual, lo hago siempre. Ni siquiera me doy me doy cuenta, cuando ya estoy revisando su perfil, timeline, publicaciones en el muro, fotos y amigos en común. ¡Me carga, pero no puedo evitarlo!
Pero ¡ojo! Hay que saber qué cosas no se deben hacer en Facebook… No querrás que sepan que has estado psicopateando otro perfil, y peor aún ¡si las fotos son de hace cuatro años! Nunca en la vida pongas “Me gusta” si deseas pasar inadvertida.
Cuando me ocurre algo así, mi única reacción ha sido “desclickear” y negarlo hasta el fin de los tiempos. ¡Obvio! No tengo por qué demostrar que estoy completamente loca.
No sólo me he vuelto más audaz en la investigación vía redes sociales, sino que también he adquirido habilidades ¡únicas! que sólo conocemos los psicópatas digitales. Sí, sólo yo puedo saber quién esconde o no su chat de Facebook, revisando el timeline de inicio o viendo las publicaciones más recientes.
También puedo adelantarme a situaciones, investigando a la gente incluso antes de conocerla... Con sólo navegar un poco es posible saber lo que hacen, dónde estudian, si tienen o no muchos amigos y un millón de cosas más. ¿Por qué? Porque sobrepasas el límite de la privacidad. No por nada las redes sociales son enemigas de las relaciones amorosas.
Cuando la gente termina con sus pololos es una noticia pública, ya sea por los cambiantes estados de relación en Facebook, o bien, por los "comunicados" (en ocasiones, bastante deprimentes) con que dan a conocer la situación en el muro. Muchas veces, los quiebres ocurren también por causa de esta herramienta, con la que puedes identificar las actitudes sospechosas de tu pareja.
Pero lo más evidente de ser una psicópata digital es que mis amigas me pidan que lo haga. ¡Típico! Una de ellas conoce a un chico que le gusta y revisa su perfil de Facebook (porque es tan stalker como yo) y ha notado que otra chica le pone “Me gusta” a sus fotos. Como no quiere arriesgarse, me pide que asuma mis labores de ciber-espía y yo, como buena amiga que soy, lo hago…
Así es como llegamos a álbumes de personas que jamás hemos conocido, por haber pinchado la etiqueta de un tipo que aparecía en sus fotografías. Revisamos álbumes familiares de la tía o primo de un extraño, mientras imaginamos una historia que no existe: era el ex de esa chica, pero a ella ahora le gusta el tipo que a mi amiga le interesa. ¿Enredado o no?
En este momento, te empiezas a replantear esto de ser psicópata digital. ¡Llevas minutos perdiendo el tiempo al investigar a quien no conoces y lo peor de todo es que ¡resulta entretenido! Pero es momento de parar, así es que no lo haré durante la próxima media hora.
Y tú, ¿también eres una stalker profesional?
Imagen CC Justin Gaynor