Cuando recibes la noticia de que serás mamá, muchos sentimientos te invaden, especialmente si se trata de una noticia inesperada. La felicidad y emoción que te embargan son indescriptibles, pero además estás llena de preguntas, temores y reflexiones que son bastante más comunes de lo que crees:
1. Miedo a no ser la mejor mamá. Cuando somos primerizas, nuestra gran duda y temor es no llegar a ser todo lo que nuestro hijo requiere. Nos llenamos de interrogantes en torno a si lograremos efectivamente darle aquello que necesite y si será feliz junto a nosotras.
2. Asumir que tu vida cambiará por completo. Desde que tu bebé nace - e incluso antes, cuando te enteras de que crece dentro de ti - tu existencia se divide en un antes y un después. Si antes estabas centrada en tu propio cuidado, hoy cada uno de tus pensamientos girará en torno de otro.
3. ¿Cómo es posible que alguien viva y se desarrolle dentro tuyo? Cuando llevas a una criatura en tu interior, no dejas de pensar en lo sabia e increíble que es la naturaleza femenina. Dar vida es una experiencia maravillosa e inexplicable.
4. ¿Realmente estoy preparada para ser madre? Siempre tendrás esta duda en algún momento del embarazo. Nos parecía tan lejano este momento, que cuando llega de manera inesperada, siempre nos cuestionamos si estamos o no listas. Son tantas las obligaciones que vendrán, que es normal que nos sintamos aterradas.
5. Temor a que nuestro hijo nazca con alguna complejidad. Pensar que el bebé presente una enfermedad al nacer es un miedo constante. Nos lleva a meditar muy bien cada paso que daremos, para así garantizar la buena salud del niño que crece en nuestro cuerpo. Bonus: No son pocas las que también temen que "se los cambien" en la clínica.
6. Nos aterra hacerles daño sin querer. Los vemos tan indefensos y frágiles, que tememos lastimarlos si no los tratamos con la suficiente delicadeza.
7. ¿Seré capaz de entenderlo y descifrar cada una de sus señales? Para nadie es un misterio que los bebés tienen su propio lenguaje, y destinamos largas horas a pensar si podremos comprender lo que quiere decirnos. Toma un poco de tiempo determinar si lo que pide es leche, muda o se siente incómodo. Y obviamente, una de nuestras preocupaciones es llegar a dominar "su idioma" al revés y al derecho.
8. No defraudarlo. Queremos tener la certeza de que nos amará y se sentirá orgulloso de la forma en que desempeñamos nuestra tarea. Su aprobación siempre será la más importante meta de nuestra vida, o que al menos cuando crezca entienda que todo cuanto hicimos fue pensando en su bienestar.
9. Nos preocupa heredarle un mundo bueno. Ponemos mayor atención a las estadísticas de delincuencia, consumo de drogas duras, desastres naturales y un sinnúmero de etcéteras. Es más, podemos llegar a deprimirnos al informarnos sobre esos temas. Esto, porque queremos que el entorno que los reciba sea el mejor y que ojalá no estén expuestos a cosas que puedan dañarles.
10. Tener la salud necesaria para acompañar su crecimiento. El hecho de pensar que no estaremos presentes en todos sus procesos nos aterra, ya que no queremos que estén solos ni desvalidos al carecer de nuestra guía. Y es que - pensamos - ¡nadie los cuidará como nosotras!
Si te sentiste identificado con alguno de estos pensamientos, no te preocupes: es parte del hecho de ser mamá sentir algunos miedos y preocupaciones. Lo importante es que los reconozcas, enfrentes y superes. No permitas que nada interrumpa la felicidad de vivir tu embarazo.
Imagen CC Alejandro Villanueva