Todas conocemos a esas personas que en sólo un par de minutos, nos roban la energía con su negatividad, echando a perder un momento o un día. Esos que encuentran lo malo a todo, hasta a unas vacaciones con todo pagado y tarjeta de crédito ilimitada. A ese tipo de gente siempre trato de evitarla, porque pienso que si echan para abajo al resto es buscando así sentirse mejor.
Al revés, hay gente que sólo con su sonrisa, su voz o positivismo pueden transformar un mal día en uno bueno. Buscan los motivos para estar agradecidos o simplemente, sonreír. A este tipo de personas las quiero siempre cerca, ya que nunca encontrarás algo malo en su influencia. Pero pasa que cuando estamos con bajones anímicos, transiciones o etapas depresivas, atraemos más de lo mismo: alejamos a la gente positiva al no ser capaces de ver lo bueno en lo que nos rodea. Nos volvemos imanes de “vampiros energéticos”, lo que lleva a que estas etapas estén marcadas por una nube negra que nos debilita.
Lo complicado es cuando este periodo "down" perdura en el tiempo. Entonces, alejas a la gente que te mostraba lo bueno y pasas a ser otra chupa-energía. ¿Te ha pasado?
A mí sí, me sucedió hace algún tiempo, y debo reconocer que me contagié full de gente negativa, que sólo se dedicaba a criticar al resto. Echaban para abajo cada cosa que hiciera. Un día me levanté y decidí cortar por lo sano con estas relaciones: cambié hábitos alimenticios, retomé el deporte y me rodeé sólo de gente que me hiciera pasar un buen rato. Para algunos fue una decisión egoísta, pero para mí fue una muestra de amor propio.
¿Conoces a gente así? ¿Te afecta tenerlos cerca? ¿Has pasado por alguna situación similar?
Imagen CC Lucas