Amar más de una vez siempre es posible. Es normal que a lo largo de nuestra vida experimentemos este sentimiento en más de una ocasión. Son personas distintas, en momentos diferentes, pero finalmente uno encuentra, se enamora y se queda con alguien para siempre.
Esa es la lógica, pero el amor de tu vida no necesariamente puede ser aquel con quien te quedas. Existen muchos casos donde con ese personaje la relación no perduró, pero te marcó tanto que el sólo hecho de pensar en él, te inspira una sonrisa y hasta el día de hoy, no lo puedes olvidar.
En mi caso, estuve enamorada en 2 o 3 ocasiones; la tercera aún no defino si fue amor o no. Lo que sí, puedo afirmar con total convicción que el cuarto que apareció es el amor de mi vida. ¿Cómo supe? Pues bien, es difícil de explicar, ya que con esta persona hubo conexión inmediata. Nos vimos, nos conocimos y nunca más nos separamos. Es el tipo de persona que parecieras conocer desde siempre, a quien le tienes cien por ciento confianza y con quien sientes tan cómoda, que sabes que nunca te alejarás.
Es el resultado de la premisa: debían encontrarse y ¡así fue! Empezamos a compartir nuestras vidas de tal forma, que los sentimientos comenzaron a crecer más rápido y de un momento a otro, me encontré en el dilema de por qué estoy sintiendo tanto en tan poco. Pero allí, después de un largo y extenso análisis me convencí que él era mi otra mitad. La persona que me complementa de tal forma que somos el equipo perfecto y podemos compartir el camino hasta envejecer. Como me dijo alguien por ahí una vez, tus anteriores amores tenían un plazo, debían acompañarte en una etapa y por ello hoy no se encuentran a tu lado. El destino es tan sabio, que tiene escrito para ti a alguien más. En el momento que menos lo esperes y de la forma más inesperada, lo verás aparecer con tal claridad, que con sólo verlo, ya sabrás que ¡por fin ha venido!
¿Lo han vivido ustedes?
Imagen CC Dan Masa