Por algún motivo, las personas cambian. Para bien o mal. Lamentablemente, ciertas vivencias en tu vida pueden comenzar a amargar tu camino, convirtiéndote en un letal elemento tóxico que envenena a todo su entorno. Si tienes al menos 3 de las siguientes señales, deberías revisar tu actitudes:
1. Haces sentir mal a los demás
No tienes límites con tus palabras. Sin darte cuenta -o peor, con el propósito de ello-, haces sentir mal a tus conocidos y amigos. Fijándote en algo que no te agrada de su físico o personalidad, los criticas sin ser objetiva ni sutil.
2. No te importa nadie más que tú misma
"Yo esto...", "yo esto otro...", te la pasas hablando de ti, aunque sean cosas malas. Poco te importa el estado de los demás. Tus cercanos pueden estar siendo afectados por grandes problemas, pero es sólo tu trágico mundo el que se desmorona. Peor aún, ni siquiera aceptas ni consideras ayuda después de vomitar tus desgracias.
3. Te desubicas en las reuniones sociales
De todo el extenso grupo de amigos, eres la única a quien todos temen ver abrir la boca. Te desencajas y dices cosas fuera de lugar que, en algunos casos, hieren los sentimientos de los demás. No mides consecuencias y lanzas las bombas unas tras otras.
4. Odias a todo el mundo
La humanidad es lo peor. Te crees una especie de crítica, y siempre encuentras la forma de atacar al ser humano y sus defectos. Lo que es peor, si es necesario te incluyes en el saco y aprovechas la ocasión para estar siempre ebria. Así, tendrás excusas para decir que estás enferma o mal. So toxic.
5. Estás siempre mal
En todo momento te "pasa algo". No eres de quienes pueden asumir que simplemente están bien y sólo pequeñas cosas afectan a menores rasgos tu día. Prefieres quejarte por todo y buscar motivos para echarle a perder la jornada a los demás. Fíjate en tus actos, quizás el vaso nunca está medio lleno para ti y crees que los demás lo llenarán.
Y bien, ¿te consideras una persona tóxica?
Imagen CC Nhoj Leunamme==Jhon Emmanuel