Constantemente recibimos mensajes motivacionales que nos inspiran a luchar y continuar avanzando en pos de los objetivos que algún día nos planteamos: un emprendimiento, una relación, amistades, postgrados y un sinfín de etcéteras. Porque ¡vaya que importante es no darse por vencidos!. Como dice mi amiga Pily, “la única derrota es no seguir luchando”, así es que si estás realmente convencida de qué quieres, ¡dale con ganas y que nada te quiebre!.
Sin embargo, debemos reconocer que a veces - por distintos motivos - tomamos el camino equivocado. Y es en el trayecto cuando nos damos cuenta de ello. ¿Qué hacer en esos casos? ¿Seguir adelante, aún sabiendo que aquel sendero no te lleva a nada bueno? ¿o tener la valentía de dar un paso al costado?
Es importante analizar bien a conciencia la situación, teniendo presente no confundir perseverancia con porfía. Para ayudarte a detectar si lo que requieres es parar, devolverte y escoger una ruta distinta, presta atención a las señales que así lo gritan:
1. En lugar de sentirte satisfecha por lo que has logrado, te invade una gran angustia. No te sientes cómoda en el camino escogido y lo transitas más bien “por obligación”.
2. Tampoco sientes auténtica felicidad respecto a lo obtenido, sino un profundo sentimiento de pesar y una pena inexplicable.
3. No tienes claro el “para qué” de lo que haces y cuando te preguntan por qué continúas en ello, recitas mecánicamente el discurso que memorizaste.
4. Por más que intentas “echarle ganas” al cuento, sientes que no te diriges hacia ningún lado. El objetivo primordial de lo que haces parece una quimera imposible, casi como ganar un Loto o encontrar la olla con oro al final del arcoíris. En buenas cuentas, perdiste la fe en ese sendero.
Si te sientes identificada con uno o más de estos puntos, llegó el momento de hacer un profundo examen de conciencia, para determinar nuevamente qué te motiva, hacia dónde te diriges y si realmente quieres llegar a ese lugar. Sólo así podrás evaluar si esa relación (sea de amor o amistad), el proyecto educativo que estás siguiendo o la empresa que iniciaste son el camino correcto. Y si la respuesta es no, ¡haz un alto, aclara tus objetivos y busca nuevamente!. Después de todo, aún eres joven. ¡Todos tienen derecho a equivocarse y volver a empezar! Sobre todo tú.
¿Te animas a iniciar desde cero?