Nunca me han gustado las páginas de citas por Internet. Por lo mismo, siempre he sido una detractora de Tinder. Creo que te guías más por la imagen de la persona que ves, antes de conocerla en profundidad, que es - al fin y al cabo - lo que sustenta una relación. Pero tengo una amiga que amaba esta red social y ahora la odia más que a nada en la vida.
Sucede que enganchó con un chico guapo en Tinder y así comenzaron a hablar por chat. Luego se conocieron. Llevaban un tiempo saliendo cuando decidió presentarlo a su familia, por lo que no dudó en ir con él al matrimonio de su primo. Todos lo adoraron desde el primer momento. Hay que decir que es un chico muy guapo y educado, con bastante mundo, inteligente, deportista y lo que se considera "el yerno ideal”.
Pasaron un par de semanas y todo iba color de rosas. Ambos habían cerrado sus cuentas en Tinder, ella veía la relación como exclusiva y subía fotos de los dos en Facebook. Hasta que un día su hermana, quien había conocido a este príncipe azul del siglo XXI se juntó con una amiga a tomar un café, porque tenía una gran noticia que contarle: estaba pololeando.
La sorpresa de la hermana de mi amiga fue tremenda y el shock no duró poco cuando vio que el hombre de la foto que su amiga exhibía era su "cuñado". Este picaflor nunca cerró la cuenta y siguió haciendo de las suyas. Tal vez con cuántas más andaba. Ese mismo día se supo todo y ambas decidieron terminar de inmediato.
Por razones como éstas yo no confío en las redes sociales. Creo que lo mejor es conocer a alguien a la vieja usanza, donde ojalá haya gente en común y puedas tener un mayor contexto de la persona que sólo una foto y lo que él dice. Así es que cuidado con quién están haciendo match. ¡Ojalá que no les toque un sinvergüenza como éste!.