¿Te ha pasado que algunos días no tienes ganas de hacer nada?
A veces se nos juntan varias actividades y al final de nuestra jornada terminamos totalmente 'caput'. ¡Sólo queremos llegar a casa y descansar!. Ansiamos una semanita de vacaciones, para así despejarnos un poco. Y bueno, ¡nos animamos a tomarlas!.
Los primeros días son geniales, no tenemos nada qué hacer y podemos dormir hasta la hora que nos plazca; inventamos panoramas, nos damos tiempo para salir con nuestras mejores partners o bien, ir a esas tocatas rock con nuestro bombonazo. Pero tras el frenesí inicial, pasan los días y entramos en absoluta inactividad, todo el rato sentadas viendo tele o pensando en la inmortalidad del cangrejo. ¡Cuidado con esto, ya que termina por ser muy dañino para nuestro bienestar!
Y claro, porque acostumbramos a nuestro cuerpo a estar siempre en la misma posición, la cual termina por resultarle muy normal: caemos en el sedentarismo, sin realizar actividad física ni mover un dedo. Comenzamos a subir de peso, a comer más y ahí nos quedamos, como un verdadero Garfield que sólo piensa en la comida, jaja.
Pero ¡no!: arriba ese ánimo y a moverse. Necesitamos salir de la casa, andar en bicicleta, ir al cerro o simplemente, salir a caminar. No podemos quedarnos tiradas en casa, ya que eso nos puede provocar enfermedades. Además, si es que tenemos un trabajo estable y estamos todo el día en la oficina, lo mejor es pararnos cada cierto tiempo, dar una vuelta, salir a comprar y en el fondo ¡mover las piernas!. Ayuda también a despejar la vista, ya que cansa estar todo el día mirando el computador.
En nuestras casas ¡igual!: no caigamos en un círculo vicioso. Salgamos a regar las plantas y disfrutar del aire. Esto mejorará nuestro estado de ánimo, al liberarnos del desolador encierro.
Y ustedes, ¿qué esperan para hacer su día más activo?