Es cierto que nos encanta el regaloneo “on fire”, pero hay días en que simplemente no queremos más guerra. Estamos cansadas, nos duelen las piernas tras pedalear fuerte a casa o bien, tenemos la cabeza ocupada en el rojo que obtuvimos o problemas de plata. En esas circunstancias, ¡pucha!, nos da pena, pero lo que menos queremos es “acción”. Y como la Ley de Murphy no falla, ¡justo! esos días la pareja anda un poco más “hot”. ¿Qué hacer en estos casos?
Algunas no se complican y le hacen notar al susodicho - fuerte, claro y sin tanto tino - que no quieren ser molestadas. Tal declaración hecha de manera poco diplomática puede llevar a una tormenta en un vaso de agua. Entonces, debemos pensar en algún modo simpático de “pasar”, sin afectar su sensibilidad. Y es que a nadie le gusta sentirse rechazado, menos en la intimidad.
La doctora Odette Freundlich, kinesióloga del Centro Mi Intimidad, atiende a muchas pacientes con este tipo de problema. Ellas refieren no lograr excitación si están preocupadas, exhaustas o no cuentan con la privacidad suficiente para una sesión amatoria. Lo que la especialista les recomienda es, ante todo, no impedir que la pareja se acerque. Esto, porque mientras mayor tiempo de abstinencia pase, más les costará volver a conectarse. Por lo mismo - y aún cuando no exista una solución perfecta - aconseja lo siguiente:
1. Tómate unos segundos para relajar el cuerpo y la mente. Siente tu propia respiración. Reflexiona entonces cómo te sientes y qué quieres realmente, intentando buscar solución a tus necesidades. Luego, con los pensamientos más claros, intenta hablar con él.
2. Prepara el ambiente, sintonizando aquellas canciones que hicieron suyas o preparando algo rico para comer. Procura que puedan conversar tranquilos y sin interrupciones. Míralo a los ojos y hazlo partícipe de lo que te sucede. Plantea tus temores, dudas, preocupaciones o verbaliza lo agobiada que te sientes con tu abultada carga académica / laboral. Si te es difícil decírselo a la cara, escríbele una carta.
3. Indícale cómo puede ayudarte en tus preocupaciones cotidianas y de qué nuevas formas te gustaría que lograran intimar. Recuerda que “hacer el amor” no necesariamente implica el acto sexual; por lo tanto, sean creativos. Ayúdale a entenderte y acercarse a ti, motivando la búsqueda de nuevas estrategias para reavivar la pasión. Luego, invítalo a caminar por las calles aledañas para asimilar la información y ordenar los pensamientos.
Ante todo, la doctora Freundlich propone enfatizar en que lo que se rechaza no es a él, sino que en estos momentos necesitas de otras vías para estar conectados. Indícale también que esto es transitorio y pronto volverán a sus rutinas “on fire”, quizás ¡ahora recargadas!. Si sabes cómo plantear tus apremios, le será imposible no comprenderte. ¡Suerte y a intentarlo!