Desde niña - o adolescente, no recuerdo bien - aprendí que la independencia emocional es una gran virtud. Y también una lección que cuesta asimilar. Las personas que nos rodean no están, ni tienen por qué estar a nuestra entera disposición. El amor no es eso; no se trata de pretender que los otros actúen conforme a las expectativas que tenemos, sino aceptarlos y valorarlos tal como son. Por supuesto, también implica brindar contención y apoyo en momentos de dificultad, pero esto no necesariamente debe ser una obligación continua y sostenida hasta el abuso.
Por eso, me choca un poco la maña de algunas personas de enojarse porque no te comportas como ellas desean. Buscan que estés pendiente 24 x 7 de lo que les ocurra y sienten que la amistad, cariño o lo que sea debe ser una especie de “adopción”, donde los susodichos se transforman en una suerte de “bebé” a cargo de una madre sustituta (tú). Si cometes el imperdonable error de no estar pendiente de si el “niño” llora o tiene hambre - porque egoístamente tienes una vida u otros problemas de qué ocuparte - entonces mereces las penas del infierno, porque careces de nociones de amistad, amor, afecto, empatía, etc. Obviamente, esto no se da a la inversa, sino - convenientemente - cuando ellos te necesitan.
No sé ustedes, pero a mí me gusta la idea de ser una mina independiente y autónoma. Me carga asumir el rol de “damisela en peligro” que requiere que la rescaten y ayuden hasta a hacer una compra. Quizás en algún momento de mi vida tuve ese instinto maternal exacerbado que te lleva a querer hacerte cargo de cuanta cosa desvalida se te cruce, “adoptando” amigas o seres energética y socialmente perezosos (o cómodos). Pero ahora, en la treintena, me altera un poco ver gente vieja que gusta de comportarse como infantes indefensos, esperando que todos estén pendiente de sus requerimientos y “gracias”. De verdad, no tengo paciencia; aunque trato, no me resulta. Es una actitud que me enternece en los niños, no en los nenesaurios. Y como la Ley de Murphy no falla, ¡me llueven especímenes de estos! ¿Por qué, si es tan rico hacerte cargo de ti misma y ser autosuficiente, tanto material como emocionalmente?
Ustedes, ¿qué opinan? ¿Les gusta la imagen de consentidas y debiluchas o son mujeres fuertes e independientes?