¿Has oído eso de que un aroma puede volver loco a un hombre? Pues sí, esas cosas ocurren; pero para que el hombre en cuestión quede inmerso en una pócima aromática, ¡debes usarla!. Para ello, una opción simple son las muestras de perfumes.
Yo, una joven practicante de contabilidad, cansada por los tramites de mi nueva labor, buscaba una banca en donde reposar mis ataconados pies en un caluroso día en que las panties que mi jefa me obligaba a usar se pegaban a mi fatigado cuerpo. Me senté en la plaza, al lado de una mujer bajita que tomaba su bolso con recelo. Luego de varias miradas se acercó un poco más a mí y abrió su cartera secretamente frente a mis ojos. Temí unos segundo debido a su actitud. "Droga", pensé, pero no. Sus palabras fueron pocas, pero causaron tremendo impacto: "tengo muestras de perfumes, 6 por mil".
Lo reconozco, no fue droga, pero casi. Miré al interior del bolso y eran cientos de pequeñas botellitas con tapas de colores, nombres con letras distintas, variedad de formas y aromas. No dude y sin miedo metí mi manos para tocarlas todas y elegir las 6 mejores. Aún con mi sueldo de practicante, debo admitir que fue la luca mejor gastada.
Desde ese día, amo las muestras de perfumes. La posibilidad de tener diversos aromas concentrados al alcance de la mano ¡me fascina!. Tanto así que en las revistas de cosméticos, me dirijo a la ultima pagina y las encargo por cajitas. Si bien no es negocio redondo, para mí es una bendición que existan. Intento siempre mantenerlas en mi cartera; las uso en la micro, en las filas, luego del almuerzo, antes de subir a un ascensor y sobre todo, cuando sé que irá por mí el amor de mi vida.
Tener una fragancia que cambie tu día siempre será tremenda idea. Y recuerda el dicho: todo lo bueno viene en frasco chico.