A medida que pasa el tiempo, te vas dando cuenta de que algunos vínculos sólo funcionan durante ciertas etapas de tu vida ¡y no para siempre, como querías!. Además, descubres que la canción de Roberto Carlos “Yo quiero tener un millón de amigos”, nada se asemeja a la realidad.
Y es que al crecer, comenzamos a reflexionar sobre lo que es, pudo ser y no fue, sobre todo con los amigos. En el transcurso de tu vida habrá mucha gente que te decepcione y otra de la que sólo te alejarás, pero también encontrarás personas maravillosas que te acompañarán por siempre.
Eso sí, hay que reconocer que a los 20 no vivimos la misma amistad que a los 30 años, para nada. Las etapas son distintas por muchos factores y hay que saber cultivar las relaciones para mantenerlas en el tiempo.
Muchas personas a los 20 todavía tienen la mentalidad de colegio, donde todo el curso era un solo gran clan. Y al dar sus primeros pasos universitarios, sienten que será lo mismo, pero no. Al pasar el tiempo, cada persona forma su grupo de acuerdo a intereses similares, independiente de que puedas compartir con todos - amigos y conocidos - sin problemas.
Te juntas con 3 o 4 amigos, con los que haces trabajos, carreteas y sales después de la U a lo que sea. Todo es diversión, un poco de estudio y por sobre todo, compañía.
Pero cuando te acercas a los 25 y terminas los estudios, incursionando en el difícil mundo laboral, todo es más complicado. Ya no hay tiempo para nada. Te das cuenta de que ahora no mantienes la frecuencia en el contacto con las 3 o 4 personas de la universidad, sino sólo con 1 o 2. Y no porque hayas dejado de querer a los demás, sino porque ellos tomaron otros caminos y no siguieron coincidiendo. Los proyectos cambian y ya no son tan cercanos como antes. Sólo las amistades más especiales perduran después del egreso.
Cuando ya cumples 30 años, el tiempo es una traba aún mayor. ¿Por qué? Bueno; pasas la mayor parte del día trabajando y es difícil ver a todos tus partners periódicamente. Este factor es como un "sistema colador", dado que nuevamente tus amistades tendrán que pasar por un filtro, que superan sólo los mejores.
Y finalmente, para elegir a tus BFF's, lo importante ya no es la cantidad de veces que pueden verse al mes, sino la calidad y confianza que se forma mutuamente. Sí, a esta edad ya no sólo necesitas compañía para tomar unas cervezas, sino alguien que te apoye y comparta contigo momentos importantes de tu vida, y viceversa.
Es una época en la que mucha gente empieza a sentar las bases de una nueva familia. Hay matrimonios y vienen los hijos, por lo que los panoramas ya no suelen ser los mismos. Tienes un círculo cercano con el que te reúnes y ya no haces nuevos amigos en cada salida.
Si eres una buena amiga, estarás dispuesta a asistir a cumpleaños de niños y celebraciones familiares, además de carretes nocturnos. Asistirás a tu amigo en la carretera porque su auto se descompuso, sin importar la hora. Además, buscarás breves períodos de tiempo para compartir, ¡como la hora de almuerzo!. Así procurarán mantenerse informados y fumar uno que otro cigarrillo.
A esta edad, ya eres totalmente independiente económicamente - o deberías serlo –, lo que trae muchas ventajas; pero también otras prioridades para gastar tu dinero. Por ejemplo, mantener un hogar, pagar un seguro o simplemente realizar los viajes que siempre soñaste. También hay que reconocer que las celebraciones parecen mucho más entretenidas ahora, aunque no sean tan frecuentes.
La amistad se vuelve más distante porque ya no hablan todos los días y tampoco pueden verse semanalmente, pero sí es posible mantener el contacto a través de llamadas, correo electrónico o las siempre bienvenidas redes sociales. ¡Y la amistad permanece sólida!
Ambas etapas están repletas de nuevas experiencias. Vivirás emociones dulces y otras más amargas, pero lo importante es que lograrás aprender quiénes son las personas que siempre te acompañarán, aquellas que tú elegiste y te eligieron. Esas que estarán siempre allí, a pesar de todo: tus verdaderos amigos.