Cuando se termina una relación, siempre tiene que haber explicaciones. Sí, ya sea por mutuo acuerdo o porque una de las partes ya no quiere continuar, es necesario argumentar el porqué de esta difícil decisión ¡casi por martirio! Y es en esta situación cuando se suele escuchar la típica excusa: “No eres tú, soy yo”.
¡Sí, claro! Como si se pudiera reflexionar esta frase. Seguramente quienes la usan prefieren quedar como culpables y mentir para que la otra persona no sufra. O bien, sienten algún erróneo complejo de mártir. Claramente, si una relación no funciona es porque hubo problemas irreparables para ambos. Al menos en la mayoría de los casos.
Esa fue la historia de mi mejor amiga. Ella, la niña buena que tras haber entregado todo, quedó sin ilusiones (aunque sólo por un rato). Y es que después de pololear muchos años, de un día para otro y como por arte de magia, quedó soltera tras escuchar esta típica frase como camuflaje a otras mentiras. SÍ,su pareja tomó la decisión de terminar y su excusa fue: "No eres tú, soy yo".
Sí, porque sea como fuere- incluso si ella fue "la mejor parte de la relación" y su ahora ex no creía merecerla -, finalmente la causa del quiebre tenía otro motivo de fondo, que ella nunca conoció. El cliché de adjudicarse la culpa se ocupa como el mejor escudo para no decir lo que no interesa escuchar. Está claro que fue para omitir razones más complejas, como: "se me acabó el amor”, “pienso que somos diferentes”, “ya no es lo mismo de antes” o “me está gustando otra persona”.
Probablemente, él tampoco quiso entregar más explicaciones a mi amiga, porque no le convenía. Así, este precepto terminó siendo una salvaguarda a su propia culpa. O sea, la relación quedó en nada y dejó de verla, libre de culpas. ¡Así de fácil! En nuestro análisis de partners, llegamos a la conclusión de que lo dijo simplemente para hacer más fácil el fin del camino. Sin embargo, usar esta anestesia no es la vía correcta. Si pasaron tiempo juntos y tejieron ilusiones, lo mejor hubiese sido ser sinceros y dejar que el sentimiento aflore. Pero bueno, como todo sucede por algo, no le queda más que asumir la lección y crecer con la experiencia. Ya llegará quien la valore y se relacione con ella desde la honestidad.
Al final, la decepción, el dolor y la tristeza son parte de la vida, pero se pueden superar para vivir nuevos momentos de felicidad ¡Y avanzar! Ahora, si eres tú quien desea terminar, no utilices esta frase. Di todo lo que piensas: llora, grita y bota tu rabia, pide perdón y recuerda mejores tiempos, pero nunca digas "No eres tú, soy yo". Lejos de ser una deferencia, perjudica y molesta, porque ya sabemos lo que se oculta detrás de esta triste declaración.
Y tú, ¿has escuchado o dicho este cliché alguna vez?