Seamos honestas, todas tenemos al menos un ex en calidad de fantasma, que se aparece en nuestra memoria en momentos inesperados, por razones que nunca entendemos del todo.
Esto ocurre así: terminamos la relación, dejamos los hechos en el pasado, nos ponemos de pie (¡sí, sobrevivimos!) y nos sacudimos para quedar tan dignas como siempre. Luego pasa el tiempo; decimos que lo hemos superado todo... y llega alguien más (porque siempre llega, no importa cuánto pensemos que eso no pasará). Entonces, queremos presentarlo en sociedad.
Ahora, pensemos en nuestros amigos o amigas: al menos uno de ellos es despistado y jamás atina. Confunde a tu actual pololo con el ex y se produce ese incómodo momento en que no sabes cómo responder y te haces desentendida, aún cuando sabes que la situación fue tensa y probablemente habrá una conversación luego.
Claro, no es tan complicado como que tú confundas el nombre. ¡Eso sí sería una enorme cosa terrible!.
¿Te ha pasado?