Reconozcámoslo: las mujeres tenemos la palabra “orgasmo” muy presente cada vez que intimamos. Queremos lograrlo, porque es saludable para la relación, sublimando la experiencia. Sin embargo, por diversas causas, este propósito no siempre se logra. Y quizás nos juega en contra la ansiedad que experimentamos al desearlo tanto.
De acuerdo con la doctora Odette Freundlich, kinesióloga y directora del Centro Mi Intimidad, un orgasmo es “el momento cúlmine del placer sexual. Se presenta en contracciones rítmicas de gran velocidad, que se desencadenan en forma refleja en los músculos de la zona pélvica”. La especialista además señala que sólo las mujeres somos capaces de experimentar más de uno dentro de una misma relación sexual, lo que nos vuelve multiorgásmicas. ¡Wow! Qué privilegio tenemos, ¿verdad?. Pero entonces, ¿por qué no siempre lo vivimos? Según la doctora, se debe a que no estimulamos correctamente una zona clave para este propósito: el clítoris.
Este órgano es ¡definitivamente! un regalo con que la naturaleza dotó a nuestro género. Su única función es regalarnos placer, ya que es el área más sensible del cuerpo femenino. El problema es que nos lo estamos “farreando”: lo obviamos al concentrar toda la atención en la vagina, siendo que el clítoris tiene el doble de terminaciones nerviosas, por lo que mediante su estimulación se pueden obtener resultados ¡mil veces más satisfactorios!
La doctora Freundlich nos recomienda estimular esta zona ayudándonos de los músculos del suelo pelviano. Al contraerlos, estos realizarán un masaje sobre el clítoris, el cual favorecerá su erección. De este modo, lograremos una mayor sensibilidad y placer durante el coito. Para localizar esta musculatura, la experta nos recomienda explorar la vagina con el dedo medio - tratando de apretarlo - o bien, ayudándonos de un espejo.
Si a lo anterior le sumamos las siguientes recomendaciones, vivir esa ansiada explosión de placer será una garantía:
1. Dejar la mente y el cuerpo en sintonía con el momento.
2. Estimular en el sitio correcto, de la manera adecuada y durante el tiempo que sea necesario. Además, podemos valernos de los estímulos psicológicos que nos den mejores resultados.
3. Ceder el control.
4. Tener química con la pareja.
5. No estar tan pendientes de cuándo vamos a experimentarlo ni qué debemos hacer para lograrlo. Si concentramos toda nuestra energía en eso, difícilmente disfrutaremos del momento y está más que claro que no lo lograremos. Saborear la situación es clave. Así es que no pienses tanto y ¡conecta con tus instintos!
Y bien, ¿estás lista para intentar un orgasmo memorable?