La lealtad es ¡lejos! el valor que más aprecio. Las personas leales ganan mi respeto y admiración inmediata, así como también mi completa retribución. He notado que incluso en mi serie favorita (“El Sultán”), adoro a los personajes que muestran tal característica. ¡Aún si apoyan causas equivocadas! Roles como los Agas Sumbul y Gül, además de Diana/Fahriye, Atmaca y el príncipe Mustafá se transformaron en mi delirio, por el simple hecho de ser totalmente leales.
Creo que la lealtad es una característica ¡indispensable! en toda persona, pero tristemente difícil de encontrar. He tenido suerte de hallar gente así en mi camino e incorporarla exitosamente en la historia de mi vida. Sí, porque ¿quién no desea a personas fieles e incondicionales a su lado?
De más está decir que me cuesta mucho olvidar cualquier cosa, por pequeña que sea, que considere una deslealtad. Y muy a mi pesar, porque a veces sin mala fe o intención, podemos faltar a este valor incluso en cosas irrelevantes. Pero para mí es tan importante que aunque perdono, no olvido. Está ahí, como una espina, latente y cualquier pequeño gesto o acción puede hacerlo aflorar, casi como un cáncer. Es algo que estoy intentando trabajar, porque puede tratarse de gente ¡increíble!, muy leal y que por un detalle no merece en absoluto un trato injusto o incriminatorio. Sin embargo, para mí esta característica es ¡tan esencial!, que cualquier falta que se tenga a ella me cuesta mucho pasarla por alto y desecharla de mis "archivos".
No sé si tenga demasiado idealizada aquella lealtad acérrima, incondicional y a toda prueba o qué, pero considero que este valor es lo más. Y cualquier “trizadura” en torno a ella, la verdad es que me duele mucho. Es que esta característica es tan fabulosa, que habla ¡maravillas! de la persona que la posee, casi como para ponerla en un altar. Por eso, si en tu vida existe alguien que la tenga, ¡no le dejes escapar!
Y tú, ¿cuánta importancia le das a este valor?