Cuando pequeña era extremadamente tímida. Me costaba hacer amigas en el colegio y me escondía en mi pieza cada vez que llegaban visitas a la casa. A medida que crecía aprendí a cultivar mi lado más extrovertido, pero sigo prefiriendo estar a solas bastante tiempo. Entre ver películas enrollada en una manta e ir a bailar a la disco, prefiero mil veces la película (y un té calentito, ¡qué delicia!).
Y así como las chicas tranquilas buscan amigas locas, mi pequeña introvertida se siente atraída hacia los hombres extrovertidos. Me encantan esos chicos risueños, con miles de amigos, panoramas todos los fines de semanas y que pasan largas temporadas mochileando por el mundo.
¿Por qué? Quizás porque, en el fondo, me gustaría ser así de aventurera. A veces soy demasiado cómoda y me cuesta tomar riesgos. En cambio a estos chicos no. Ellos simplemente se lanzan a vivir, y siempre tienen alguna historia entretenida que contar. Puedo estar horas escuchando sobre aquella vez en que, después de un carrete, despertaron durmiendo en un mall a las afueras de Santiago. ¿Cómo llegaron hasta allí? ¡Nadie sabe!
También me gusta el hecho de que disfruten la vida a concho y siempre estén haciendo mil cosas a la vez. Aunque definitivamente yo no podría, su apretada agenda me motiva a hacer algo más que leer un buen libro o dibujar en mis tardes libres. El bichito de la envidia comienza a picarme, y me digo a mi misma… ¿por qué yo no?
Otro motivo del porqué me gustan los hombres extrovertidos es que siempre tienen un panorama entretenido bajo la manga. ¡Es imposible aburrirse con ellos! Conocen muchos lugares y a demasiadas personas como para quedarse durmiendo una siesta el sábado por la tarde. Y si vas a una fiesta con ellos, no sólo habrá una “previa” y un “after”, sino el after del after… ¡que termina a las 10 de la mañana del día siguiente! Uf, ¡cuánta energía tienen estos chicos!
Y además de energía, tienen un grupo de amigos igualitos a ellos. Es cosa de que conozcas a un solo hombre extrovertido para que te hagas de 10 amigos más. No te puedo asegurar que sean amistades para toda la vida, pero si alguna vez estás triste, con ellos olvidarás todas tus penas. De hecho, no pasará mucho tiempo antes de que cambies todas esas lágrimas por una risa a carcajadas de tantos chistes que te contarán.
Finalmente, los hombres extrovertidos me gustan porque son intensos. Si conoces a alguno, seguramente sabes de lo que hablo. Si no, te contaré que para ellos cada experiencia es algo que atesoran en el fondo del corazón, y a veces pareciera que viven cada día como si fuera el último. Es muy difícil que te digan que no y, cuando están contigo, sientes que de verdad están ahí (aunque a veces hay que quitarles el celular, ya que está conversando con ¡20 personas a la vez!)
Y a ti, ¿te gustan los hombres extrovertidos?