¡Orgasmos! Son tan codiciados, pero a veces parecen ser tan lejanos. Si soy sincera contigo (como siempre intento serlo), debo confesarte que soy parte del gran porcentaje de mujeres que alguna vez en su vida ha fingido un orgasmo. Bueno, más de uno. Muchos, la verdad. ¿Por qué? He ahí el dilema.
Supongo que la expectativa tiene que ver mucho con el asunto. Antes de iniciarme sexualmente, me instruí viendo varios videos (ir en un colegio de monjas no me ayudó mucho). Lejos de ser educativos, eran algo así como porno barato: nada de juego previo y directo a la acción. Veía a esas hermosas y exuberantes mujeres disfrutar como nunca. Gritaban, sudaban y llegaban al orgasmo fácilmente. El hombre no hacía mucho más que menearse con fuerza.
Por lo mismo, crecí pensando que el orgasmo se consigue con simple penetración. Vaya sorpresa cuando, al perder mi virginidad, no lo alcancé. Y al segundo intento tampoco, y al tercer intento tampoco. Me fue inevitable pensar que el problema era mío, si la chica del video no tenía problemas. ¿Y sabes qué hice? Lo fingí, porque era lo que se esperaba de mí.
El tiempo pasó y algo no me cuadraba. Cuando estaba a solas, no tenía problemas para tener un orgasmo. ¿Entonces porqué con mi pareja no podía? Comencé a leer un poco más y a ver otro tipo de videos (¡cómo hace falta una buena educación sexual!). Descubrí a mi mejor amigo, clítoris, y decidí ponerlo en práctica con mi pareja. “Tócame ahí”, le dije. ¿Y sabes qué pasó? Jugó con él por algo así como 2 minutos, y luego siguió haciendo lo mismo de siempre. ¡Pero no fui capaz de decirle nada!
Así es. No fui capaz de pedir con firmeza lo que quería, y terminé fingiendo el orgasmo otra vez. Quizás a ti también te pasa: sabes lo que necesitas pero no eres capaz de pedirlo. ¡No somos capaces de exigir el placer que nos corresponde! Siempre queremos darle en el gusto a la otra persona, y nos terminamos relegando a un segundo plano. Es casi como si creyéramos que ¡no lo merecemos!
De modo parecido, otra de las razones porque las mujeres fingimos orgasmos es para no herir a nuestro hombre. No falta el que te pregunta: “¿Y, cómo lo hice? ¿Te fuiste?”. Yo prefiero mentir antes que herir un corazón (o quizás orgullo, en este caso). Y es que los hombres pueden ser muy sensibles respecto al tema, y me da demasiado miedo hacerlos sentir mal.
También habían ocasiones en que después de 10 minutos quería que el asunto terminara, pues sabía que no “me iría” (no me sentía muy entusiasmada ese día). ¡Y qué mejor manera que fingiendo el orgasmo! Mis parejas siempre han sido muy preocupadas y me decían: “Me voy cuando tú te vayas”. El problema es que eso sólo me generaba más presión, lo que no me ayudaba en nada.
Y aunque seguramente existen muchas más razones, quiero terminar pidiéndote que seas más egoísta. Lo importante es que nos eduquemos, conozcamos nuestro cuerpo y le pidamos a nuestra pareja lo que deseamos: ¡clítoris!