Así como todo lo que sube tiene que bajar, las relaciones de pareja pasan por buenos momentos y por momentos “no tan buenos”. No me referiré a las crisis como algo malo, porque no lo son. Las crisis son oportunidades que tenemos para terminar las asignaturas pendientes, para crecer y madurar un poco más. A final de cuentas, la vida es un proceso de cambio constante, y es nuestra decisión si nos resistimos a la corriente o si navegamos con ella.
De este modo, lo primero que nos preguntaremos cuando una crisis llegue a nuestra relación, será: ¿cuál es la causa de este malestar? La vida de pareja tiene muchas facetas, y quizás sólo una de ellas no está pasando por un buen momento, afectando o no a las demás áreas. Por ejemplo, conseguiste un nuevo trabajo que te demanda mucha energía, y cuando llegas a casa ya no tienes ánimo de juguetear en la alcoba con tu novio. El problema es que han pasado meses, y cuando quisiste tomar la iniciativa, tu pareja te rechazó. Te sentiste herida, y comenzó a crecer resentimiento entre los dos.
El tiempo siguió pasando y llegó un punto en que preferías trabajar antes que llegar a casa. Tu pareja nunca tocó el punto del conflicto, y tú tampoco. ¡Ninguno de los dos dijo lo que pensaba o lo que sentía! Y, como todo en esta vida, hablar es la clave. Cuando algo te moleste o te genere una notoria incomodidad, háblalo con tu pareja. Pero ojo, no lo reproches. No le grites ni le digas que todo es su culpa. Coméntale lo mucho que lo amas y que lo extrañas. Dile que, si lo heriste, no fue tu intención. Dile que lo sientes distante, y que tu corazón se aprieta cuando piensas que lo puedes perder. Te aseguro que él siente lo mismo tú.
El error que muchos de nosotros cometemos es que, a la hora de hablar, nos ponemos a la defensiva. Pero el amor no funciona de esta forma, sino que se trata de ser vulnerable y mostrarnos tal cual somos frente al otro. A veces sentimos tanto miedo al rechazo que nos escondemos frente al enojo y la indiferencia, pero eso sólo logra alejarnos más. Es por esto que, una vez que sepas lo que causa el malestar en la relación y te sientes a conversar con tu pareja, te aconsejo que lo hagas de la forma más suave, abierta y delicada posible.
Ahora, a la vez que hablas con tu pareja, también debes comenzar un proceso de trabajo personal. Creo que la clave para superar cualquier dificultad que la vida nos presenta es asumir nuestra parte de la ecuación: asumir nuestra responsabilidad. Si tu relación de pareja está pasando por una crisis, es porque hay temas personales que aún no resuelves y han salido a la luz para reclamar tu atención. ¡No los ignores! Ya sea que trabajes a solas o que busques el apoyo de alguien más, debes tomar consciencia de tus lastres emocionales.
Finalmente, si bien tu crisis se puede relacionar con la falta de tiempo y dedicación a la pareja, los conflictos también se pueden deber a dedicarle demasiado tiempo a la pareja. Algunas relaciones entran en crisis porque los espacios personales no se respetan, y comienzan a traspasarse los límites. Es de suma importancia que ambos respeten el espacio personal de cada uno y que su felicidad no dependa de que el otro esté disponible 24/7. Ve a visitar a tu familia, sale con tus amigas, ¡haz que tu novio te extrañe un viernes por la noche!
Espero que estos consejos te ayuden en tu relación, ¡mucho ánimo!