Así como me gustan las sopaipillas con mucho pebre, también me gustan los hombres con mucha experiencia sexual. Pero, cuidado, no te confundas: por experiencia me refiero a conocimiento, y por conocimiento me refiero no sólo a conocer el cuerpo de más de tres mujeres, sino que también a instruirse sobre el sexo a través de libros, videos, conversaciones, etc.
Porque claro, a ninguna de nosotras le gustaría estar con un hombre que ha besado cada boca de la región, y que es conocido por sus miles de aventuras. La verdad, eso le quita toda la magia al asunto. Te sientes una más del montón y la relación deja de ser especial. ¡Tú te dejas de sentir especial!
Además, estar con cientos de mujeres no necesariamente es sinónimo de mayor experiencia sexual. Claro que sí, aquel hombre ha tenido mucho sexo. ¡Toneladas de sexo! Pero, quizás, todas las veces fue en posición misionero. ¿Quién sabe? Lo que yo prefiero es un hombre que sepa detenerse el tiempo suficiente en las zonas indicadas, qué sepa tomarse el tiempo para besarme y acariciarme, y que me agarre y me dé vueltas como si no pesara nada.
Pero, también, quiero un hombre que se haya acostado con un buen número de mujeres. ¿Por qué? Porque, de esta forma, el pasto del vecino no se ve “tan” verde. Y digo “tan” porque la curiosidad y la atracción hacia otras personas es inevitable, tanto para ellos como para nosotras. Sin embargo, mi hombre no irá y me será infiel en la primera oportunidad que se le presente. ¡Tendría que ser con un par de gimnastas olímpicas! (por la elongación, digo yo).
También los prefiero con mucha experiencia sexual porque de esta forma puedo gozar y aprender mucho más. El hombre experimentado no sólo tiene una mayor noción de lo que me complace (y, por lo mismo, me deja viendo estrellas), sino que también conoce su cuerpo y sabe lo que más le complace a él. Este tipo de hombre no tiene miedo de dar indicaciones, y yo no tengo miedo de seguirlas.
Finalmente, prefiero a los hombres experimentados en la alcoba porque no les asusta probar cosas nuevas. Ellos quieren, ¡ansían!, ampliar su repertorio de técnicas y anécdotas sexuales. Además, estos chicos malos siempre tienen en su poder algún simpático juguete que te brindará una noche inolvidable. No sólo les gusta el sexo, sino que invierten en él.
Y tú, ¿cómo los prefieres?