Hoy en día las relaciones de pareja cuentan con una mayor flexibilidad que antes. En la época de nuestros padres, darle un beso a alguien implicaba un profundo amor. Para qué hablar de la época de nuestros abuelitos, que se enamoraban a través de cartas, a veces sin verse durante años. En general, las opciones amorosas no variaban mucho del tradicional pololeo, noviazgo y casamiento. Claramente, ¡los tiempos han cambiado!
Las relaciones sin nombre son cada vez más frecuentes. De hecho, me atrevería a aventurar que las no-relaciones (esas del tipo “la/lo he visto por ahí” o “la/lo conozco de vista”) van ganando mayor popularidad. Pareciera ser que el compromiso ya pasó de moda, dando espacio para el “vitrineo”. Ahora, personalmente creo que cuando el vitrineo es desmedido y no busca más allá que hacernos olvidar nuestro malestar/aburrimiento, podríamos comenzar a hablar de promiscuidad.
Y para mí, ese “vitrineo desmedido” tiene un número: tres. Si algún amigo mío se está acostando con tres mujeres paralelamente (o en el intervalo de dos semanas), pues es un promiscuo (y la misma regla corre para mis amigas). De hecho, la Real Academia Española define al promiscuo como aquella persona que mantiene relaciones sexuales “con otras varias”. Creo que dos personas no valen (una más no es ninguna), aunque mi mamá considera que es el peor pecado del mundo.
Pero tal como dice la canción: “de según como se mire, todo depende”, creo que cada una de nosotras tiene su propia definición de lo que es ser promiscuo/a. Mi mamá es una monógama cultural. Sin embargo mi hermana, por otro lado, opina que la promiscuidad no existe. Ella dice que cada uno de nosotros es libre de estar con quienes y cuántas personas desee, en el período de tiempo que se le plazca.
Aun así, todo extremo es malo. Recuerden que el sexo produce en nosotras el mismo efecto que el alcohol, el cigarro e incluso la comida. Por lo mismo, puede llegar a causar adicción. Una cosa es querer conocer, explorar y vivir aventuras. Otra cosa muy distinta, es acostarse con la primera persona que nos diga hola, sólo para intentar llenar nuestro vacío. Creo que es importante tener algún tipo de filtro y darse algún tiempo para conocer al otro (aunque sea para saber si tiene algún tipo de enfermedad contagiosa).
Ahora, también creo que la promiscuidad no se reduce sólo al ámbito sexual. Cuando me dicen esa palabra me imagino a alguien que no es capaz de elegir, alguien que va hacia todos lados y a la vez hacia ninguno, "siempre en la superficie".
Y tú, ¿qué entiendes por promiscuo?