Santiago es una ciudad en verdad asfixiante, dado que la vida que llevamos en ella es en extremo ajetreada. Sin embargo, no todo en la capital es sofoco, concreto y estrés, ya que tiene particularidades que la hacen ¡única!, aunque no las apreciamos siempre.
En lo personal, si bien hay veces en que he pensado en lo mucho que me gustaría irme a vivir en la costa, luego recuerdo las cosas de la siguiente lista y ¡se me pasa! (ojo, no cuento amigos y afectos, porque ese sería otro punto).
1. Trabajo: Me cuento entre los afortunados que dedica su tiempo a lo que le apasiona y gana dinero por ello. ¡Por supuesto que esa es una excelente razón para valorar la vida citadina!. Además, convengamos en que ciertos rubros tienen muchas más ofertas en la capital (lo que no necesariamente está bien, pues sería excelente descentralizar).
2. Ciclovías y ¡Bike Santiago!: Ojalá que la excelente iniciativa de Trek e Itaú llegue en algún minuto a las regiones. ¡Sería lo más! Desde que dejé atrás los embotellamientos y aglomeraciones para cletear un rato por los parques Uruguay y Bustamante, además de las bellas ciclovías de Manuel Montt o Elena Blanco, ¡me cambió la vida! Son estos caminos y los vehículos naranjas de préstamo una razón que suma a mi lista de por qué no dejar Santiago. Lo único que añadiría son ¡más estaciones! (Señores, si leen esto, Barrio Matta es un must)
3. Fantasilandia: Los santiaguinos tenemos el privilegio de contar con uno de los parques de diversiones más grandes, novedosos y adrenalínicos de América Latina. Puedes tener 10, 15, 20 o 30 años, ¡incluso más!, pero siempre habrá algo que ¡te encante! de este sensacional lugar. Pasar una tarde en él será ¡de fábula! independiente de tus circunstancias. Y no importa cuántas veces vayas: querrás volver igual.
4. ¡Mi crema hidratante!: Mi piel es bastante mañosa, ya que se deshidrata, enrojece, irrita o brota con mucha facilidad. Hallar mi crema ¡perfecta! en el counter de una conocida marca cosmética fue descubrir una puerta a Narnia o el tesoro al final del arcoíris. Me he dado cuenta de que en regiones no la venden, lo que me obligaría a viajar a la capital si viviese fuera de ella. Me parece tremendamente injusto y espero que se masifiquen los puntos de venta, para llevarla a cualquier localidad. Pero mientras tanto, créanme que aprecio tener cerca un lugar donde comprar.
5. Lugares bellos: Aún cuando no seré cínica para decir que “no los cambio por los bosques sureños o las playas nortinas”, algunos lugares de Santiago también tienen lo suyo. Mis favoritos son los parques O’Higgins, Metropolitano, Bustamante, El Llano, Uruguay, de la Aviación y Almagro, además del Cementerio General (por su valor histórico y patrimonial) y el cerro Santa Lucía
Y a ti, ¿qué cosas te atan a Santiago?