Lo conocí por medio de mi mejor amiga. Era un guapetón de ojos azules y calugas bien marcadas. Tenía una personalidad extrovertida y siempre se reía de mis chistes fomes. Nos gustaba mucho pasar las horas en el parque, tirados a la sombra de un gran árbol. Nos acurrucábamos y nos tomábamos mil fotos para Facebook.
Para mí era algo pasajero, pero de pronto me encontré pasando mucho tiempo con él. A veces me llamaba a la mitad del día para decirme que estaba en tal lugar, y que fuera a acompañarlo. Yo no tenía mucho que hacer y aceptaba. Así fueron pasando las semanas, y sin darme cuenta todo nuestro círculo de amigos sabía que estábamos saliendo.
Como de todas formas no me interesaba nadie más, decidí “formalizar” a este amigo especial: comenzamos a pololear oficialmente. Pero parece que, cuando ves que algo es más o menos seguro, te relajas. ¡Y así pasó con este guapetón!
Seguramente sabes de lo que hablo. Dejó de cuidar sus palabras y me di cuenta de que en verdad era bastante grosero. Está bien, todo el mundo dice algún garabato de vez en cuando, pero él exageraba y podía llegar a ser bastante ofensivo con las personas. Además de esto, comenzó a llegar tarde cada vez que nos juntábamos. Podían pasar 20 minutos, ¡y ni siquiera se dignaba a contestarme el celular!
A pesar de todo, me sentía enamorada. Lo quería mucho y deseaba que las cosas resultaran bien entre nosotros. Así que me armé de paciencia y esperé que con el tiempo se le pasara “la tontera”. Sin embargo, el tiempo no hizo más que mostrarme cómo era en verdad.
Un día, sin previo aviso, supe que ya no quería seguir junto a él. ¿Qué pasó? Estábamos chateando por Facebook, y comencé a ponerme juguetona. Digamos que le estaba mencionando todas las cosas que quería hacer con él en mi cama. De pronto, me escribió: “esta mina está loca, me está diciendo tal y tal cosa... ¡Ups, me equivoqué de chat!”. Yo quedé helada… ¡Le estaba contando nuestra conversación a otra persona! ¿Y sabes a quién? ¡A mi mejor amiga!
Sí, el idiota me estaba pelando con mi mejor amiga. Lo que se suponía era una conversación íntima, a él le gustaba ventilarla con otras personas. Por último, si hubiera sido para bien, lo perdonaba. Pero mi amiga me mostró la conversación completa, y este tipo me estaba dejando como una “arrastrada” que estaba “loca por él”. ¿Puedes creerlo? En ese momento no tuve dudas y se fue de “PLR”. ¡Adiós y que te vaya bien!
Y tú, ¿te has desenamorado de un día para otro?