Los sabios nos lo dicen: la vida no es fácil, pero vale la pena. ¿Por qué todo es tan complicado? ¿Será que somos los culpables de nuestros propios dilemas?
Hace algunos años, mientras conversaba con un amigo respecto a su relación amorosa, le consulté cómo iban las cosas. Su respuesta fue extraña en ese momento: “a veces peleamos; quizás para darle emoción”. Hoy veo todo más claro. Siempre pensé que debíamos ocuparnos de los problemas y no sólo preocuparnos - aún lo creo así -, pero esa premisa es aplicable sólo si el problema es real, no cuando nada más está en nuestras mentes.
Las mismas redes sociales, algunos programas de TV y ¡hasta de radio! dan constante material para que nuestra mente divague, imagine escenarios y deje espacio para pensamientos que pasan rápidamente de la mente al corazón, provocando temor. Poco a poco, esas ideas se convierten en miedos, desconfianza, celos y persecuciones, que incluso pueden afectar nuestro cuerpo con enfermedades nerviosas, estomacales, trastornos del sueño y de personalidad. ¿Es necesario que pasemos por todo ello para dejar de dañarnos? No, no lo es.
¿Qué hay en tu mente hoy? ¿Piensas en ti, en él, en los comentarios de otros; o tus pensamientos están enfocados en avanzar y tener paz?. Siempre es tiempo de analizar, de hacer introspección, —pero que ésta sea personal, no analices a otros— y ver en qué se están yendo tus energías y meditaciones. El clima está cambiando; si lo quieres ejemplificar, piensa que estás renovando tu closet con prendas de temporada, pero en tu mente: toma lo que ya no deseas usar y bótalo.
Cuando se habla de cosas que debemos dejar, debes ser drástica: quieres o no quieres eso en tu vida. No le des muchas vueltas. Debes pensar en lo que ganas para motivarte, renovar tus pensamientos, y si necesitas hablarlo o “aclararlo” con alguien, hazlo. Dale la importancia justa a las cosas, no sobre-dimensiones. Si hay más involucrados y ya te pasaste un rollo tremendo, detente, espera, háblalo y luego cierra a etapa. Decide si quieres perdonar, olvidar y continuar. Un momento de claridad puede traerte paz de forma indefinida
Recuerda que podemos carecer de muchas cosas, pero tu paz y tu capacidad de decidir aún son bienes sobre los que puedes gobernar. No los cedas por pensamientos o personas que no aportan, haz de tu vida un lugar feliz.
Si quieres conversar, estaremos aquí para ti.