Los celos, esa sensación entre miedo, rabia y frustración que nos hierven la sangre y confunden lo que pensamos hasta el punto de perder el sentido de lógica y sacar conclusiones que no necesariamente se condicen con los hechos.
Esos celos, por muy extraño que suene, para mí son necesarios y le dan un toque a las relaciones. Yo disfruto sabiendo que otro me cela y se preocupa por tener mi atención... Quizás porque soy un poco insegura o es que simplemente así se han dado mis relaciones y no es algo que padezca; es más, lo disfruto.
El problema es cuando esa sensación cruza la delgada línea de la celopatía y comienza a ser enfermizo. Cuando esta sensación de inseguridad y control tiñe toda la relación y se vuelve el centro alrededor del cual giran todos los problemas de pareja.
A mí nunca me han sido infieles (que yo sepa) y jamás he engañado a nadie, pero recuerdo que cuando tenía 17 o 18 años era un manojo de celos sin control. La mínima mirada, saludo o silencio... todo era motivo de conflicto. No era siquiera la idea de que mi pareja me engañara, eran celos porque sí, de esas sensaciones que no entiendes pero que están y a las que les buscas argumentos para que tengan motivos.
Sí, así era yo. Soy culpable.
Era de esas pololas que pasan cerca todo el tiempo, que te ven sobre el hombro cuando estás respondiendo un whatsapp y se fijan en tus likes en Facebook (y obvio, que se usa todas sus capacidades para aprenderse los movimientos de tus dedos para adivinar tu contraseña). ¿Que no puede existir alguien así? Créanme, puedo parecer una polola-bruja-fenómeno, pero estoy segura de no ser la única.
Mi límite llegó cuando me aprendí la contraseña del Facebook de mi pololo de esa época, y pasaba conectada viendo quién le escribía y a qué hora. Me pillaron y ¡obvio!, terminaron conmigo después de decirme unas muchas verdades.
Ahí me di cuenta que tenía un problema y debía cambiar antes de estar con alguien. No fue fácil, porque al menos para mí este cuento de los celos fue como una bola de nieve que en algún punto no supe cómo controlar. La invitación es que si ustedes han sentido algo similar, se cuestionen a sí mismas y no a sus parejas.
¿Por qué es que se sienten tan inseguras?