Cuando pasas por situaciones complicadas como problemas familiares, un término de relación, un quiebre con un amig@ o un despido lo que está pasando realmente es que tienes un gran “no” frente a tus narices. Algo a lo que muchos, “no” estamos acostumbrad@s.
En la vida, si te arriesgas, probablemente tendrás más rechazos que aceptaciones -tampoco dejes que nadie te diga que no puedes-. (Como dicen los Rollings) “No siempre podemos tener todo lo que queremos”, lo importante es intentarlo. La palabra “no” está asociada con los miedos, con aquello que nos da pánico saber que no sucederá.
Sin embargo, he aprendido a tomar los rechazos como oportunidades. A sentir esa “pena” momentánea solo unos minutos y luego pasar página. Porque nada es tan terrible como para no volver a intentarlo, y como se lee en esas cosas astrológicas “si tuviste un no, no te estreses. Vuélvelo a intentar en otra cosa o da un giro, que si no llego ahora, es que no era el momento”. Todo está en las decisiones que tomas. Tus problemas tampoco se resolverán si te quedas de brazos cruzados o quejándote todo el día.
La clave está en la autoconfianza, en esa voz interior que todos tenemos que nos dice que podemos hacer lo que queramos gracias a la fuerza que nos regalamos todos los días y que está en nuestra decisión de querer tener el futuro que deseamos. Los “no” son oportunidades, no lo dudes. Oportunidades que nos ayudan a renacer.
El poder está en uno, cuando lo descubrimos podemos sentirnos protegidos de todos los no que se crucen en nuestra vida. Si ahora estás pasando por algo difícil, date a ti mism@ el discurso de que puedes lograr lo que te propongas (no flaquees) he ahí el problema de muchos: la negatividad. Todos sentimos miedo, de hecho a veces preferimos sufrir por ese miedo que desafiarnos. Preferimos eso porque sabemos cómo es. El “no” te permite salir de tu zona de confort, la cual es cómoda pero siempre llega un momento en el que ya nada bueno crece ahí.
Dicen que la felicidad está a la vuelta de la esquina. No dejes que el miedo al “no” te paralice cuando lo que tienes que hacer es cruzar la calle, doblar y abrazarla.