Vivimos tiempos agitados. Es cierto que las largas jornadas laborales ocupan muchas horas de nuestro día, quitándonos tiempo y energías para compartir con la pareja. Pero ¿podrá esa rutina perjudicar la relación? Veamos.
El trabajo por sí solo no puede afectar lo amoroso. Si bien es un factor importante, el grado de incidencia que tenga en otros ámbitos depende de ti. De cómo dejas que dirija tus momentos, emociones y la forma de relacionarte con el resto. Aunque estés muy estresada con tus tareas, tener la capacidad para resolver de qué forma compatibilizar eso con el pololo. El tema es hacerlo.
Si bien es cierto que la pega provee ingresos y contribuye al desarrollo profesional, es sólo eso y nada más. Porque la ecuación es simple: se trabaja para vivir, no se vive para trabajar. Si te excusas de estar sin tiempo para nada -ni siquiera para comer o salir con él-, el problema es que falta organización o estás adicta al laburo. El día tiene 24 horas, y de esas 8 son para dormir, 8 para cosas varias y 8 para los deberes laborales o estudiantiles. ¡Clarito!
Entonces que el trabajo no consuma tu vida, ni menos amenace con separarte de tu pareja. No hay razón para ello, a menos que tú dejes que ocurra, pues sí es posible compatibilizar todo. No por nada hay muchas personas que logran hacerlo. Ok, todas enfrentan los desafíos de maneras distintas, pero si algunos pololean y trabajan a la vez, por algo será. Deben tener una técnica que les permite cumplir con los pendientes del día sin descuidar su relación. Y si es posible para ellos, ¿por qué para el resto no? Perfectamente podría idear su propia versión.
Resumiendo, el laburo por sí mismo no perjudica una relación. Sólo podría hacerlo si autorizas que controle tu vida, hasta el punto de ocupar el espacio que le corresponde a tu pareja. ¿Permitirás que eso pase?