Todos queremos felices. Como cada cosa que hacemos es para sentir bienestar, está claro que se trata del fin último. El tema es cómo lo logramos. ¿En qué radicará? Si me preguntan, yo les cuento que descubrí que sólo depende de mí.
La verdad es que siempre fui de esas personas bien negativas, ya que nunca me resultaban las cosas. Algo así como una niña media “Yuyín”. Era de las que iba súper bien encaminada, hasta que algo pasaba, y finalmente no se concretaba. Muchas veces quedé con los crespos hechos cuando supe de golpe que fracasé en ganar la lota, el premio del colegio o la beca de algo. Es decir, un eterno "proyecto de".
Ante eso, decidí dejar de hacerme rulos con sueños sin fecha de realización. Preferí transformarme en una incrédula con tendencias derrotistas, diciendo frases como: “Ya, pero apuesto a que ocurrirá lo contrario. Tengo que idear un plan por si las moscas”. Es que pensaba de una forma tan pesimista, que tenía que anticiparme a los hechos, planificando soluciones. Pero no lo reconocía, prefería disfrazarlo con “soy realista”.
Vivía quejándome de mi mala suerte, culpando a terceros. Que esta cosa está arreglada, que algunas personas ayudaron a otros en vez de a mí, que otras me negaron la oportunidad, etcétera. El tema era atribuirle la responsabilidad al resto, para ser yo siempre una víctima de la situación.
Todo continuó así, hasta que un día cualquiera decidí reflexionar después de tantos problemas. Ahí capté que el asunto radicaba en no realizar un mea culpa de lo ocurrido, de no asumir los errores que conllevaron al fracaso. Porque digamos las cosas como son: la vida está en nuestras manos. Por más que varios aspectos estén condicionados por el entorno, la mayoría depende de nosotros, pues somos los dueños de lo que hacemos.
La felicidad también está supeditada a nosotros, porque es el resultado del logro de nuestros objetivos. Entonces si nos esforzamos por conseguir lo que nos proponemos, estaremos en camino para ser felices. Yo lo comprobé desde que decidí practicarlo, ya que el efecto fue positivo: las cosas se me han dado mucho mejor. ¡Se los juro!
Como ven, soy de la idea de que la felicidad sólo radica en mí. Y tú, ¿de qué crees que depende?