Cuantas veces han escuchado “ni lo pienses, está prohibido”. Yo no sé, pero escuchar esta frase gatilla en mí algo casi obsesivo. ¿Qué es lo prohibido? ¿Pueden existir personas vedadas? ¿Quién les da tal categoría? Claramente, existen normas sociales por la cuales no se puede estar con una persona - por ejemplo, que sea casado, tu jefe, el pololo de tu mejor amiga, etc -; sin embargo, como no me importa el “qué dirán”, les declaro que me encantan los hombres prohibidos porque:
1. Son un desafío: Desde pequeña me ha gustado asumir nuevos retos y cuando alguien me dice que un hombre está prohibido, automáticamente lo transforma en eso. Mi atracción por él pasa a ser una lucha en la que me demuestro cuánto soy capaz de lograr.
2. Por la adrenalina: Al tratar de conquistar a alguien prohibido, es obvio que aumenta tu adrenalina. Si no estás de acuerdo, dime si cuando lo tienes cerca tu corazón no late tan rápido que pareciera que fuera a explotar. Lo cierto es que comienzas a sudar y pasan por tu mente un montón de películas casi en 3D. Bueno, eso es adrenalina pura.
3. Porque explotan al máximo mi creatividad: Otra cosa por la cual me encantan los hombres prohibidos, es porque estimulan mi ingenio. Pensar constantemente en qué estrategia usaré para que sepan que existo, saca a relucir mi imaginación en su estado más puro.
4. Hacen crecer la confianza en mí: Bueno, esto es lo que sientes cuando ya lograste tu objetivo. Para que me entiendan, es como lo que sentía Highlander cuando cortaba la cabeza de uno de sus enemigos y absorbía su poder. O sea, ¡te sientes imbatible!.
5. Es divertido y placentero. Cuando ya derribas las barreras más importantes, comienzas a vivir la mejor etapa. Es la que lleva a los hombres prohibidos a convertirse en ¡tu adicción!.
Lo importante, chicas, es que tengamos claro que este tipo de hombres jamás será nuestro príncipe azul. La idea de estar con ellos es disfrutar el momento y pasarlo bien, sin esperar más allá de un poco de distensión.
Y a ti, ¿te gustan los hombres prohibidos?