Seguramente más de alguna vez te has enfadado con quienes amas (léase pareja, familia, amigos, etc). Quizás has reaccionado con gran malestar ante aquello que consideras una afrenta, pero luego, cuando tu mente y sangre se enfrían, crees haber exagerado en tu pesar. Amiga: si bien debes analizar la posibilidad de haberte enojado más de la cuenta, tampoco dejes que la culpa acalle la voz de tus sentimientos. Por eso, no dejes de tener presente los siguientes puntos ante una discusión:
1. Si te enojaste, fue por algo: Sabemos que amas mucho a esa persona y que detestas discutir con ella. Sin embargo, no pierdas de vista que tus apreciaciones también cuentan ¡y mucho!. Por eso, una vez que calmes tu rabia, analiza la situación que te provocó pesar y no desestimes la razón por la cual te enfadaste. Este ejercicio te ayudará a cerrar el capítulo y no dejar cuentas pendientes que pretenderás cobrar más tarde.
Recuerda que tienes todo el derecho a enojarte frente a alguna actitud injusta y ¡también a manifestarlo!. Pero date la oportunidad de oír los descargos de tu contraparte e intentar ponerte en sus zapatos. Sólo de ese modo lograrán resolver el conflicto de manera sana y cariñosa.
2. Toma un tiempo para calmarte: Cuando estás con la ira a flor de piel, no conviene que te dejes llevar y vomites las palabras odiosas que se te ocurran en el momento. Podrías decir más de una cosa que en realidad no sientes, ni quieres decir, y causar profundas heridas en esa persona tan importante para ti. Como dicen por ahí, “si no tienes nada bueno que decir, mejor no digas nada”. ¡Y qué sabio es! Si en tus palabras no hay concordia, guarda silencio y habla una vez que te hayas calmado.
Siempre es bueno que respires, des una vuelta por algún parque, observes la vida, respires profundo y luego reflexiones. ¡No lo lamentarás y te ahorrarás unas cuantas lágrimas!
3. Sé flexible, pero consecuente: Una vez que hayas analizado los motivos de tu molestia dándote cuenta que no son infundados, mantén la firmeza. Sólo así lograrás que la discusión sea constructiva; para que la persona entienda que te molestó y por qué, evitando repetir el episodio en el futuro. Nada peor que desestimar tus propias emociones y minimizar tu enojo, enviando señales de que en verdad fuiste tú quien actuó mal. Esta actitud, dañina e improductiva, sólo te llevará a la desazón y el resentimiento. ¡Créeme que no quieres eso!
Y tú, ¿qué has aprendido de las discusiones?