La sexualidad es un tema complejo, lleno de aristas, excepciones, prejuicios y sorpresas. Es por esta razón, que muchos no se enteran de su orientación durante años. Con 25 años de edad, la mayor parte del tiempo me definí como una persona heterosexual. Esto, no porque no encontrase bellas a las mujeres o nunca haya tenido un encuentro con una de ellas, sino porque sólo con hombres había logrado amar con intensidad. Aún así, más tarde pensé que era bisexual y luego no sabía cómo definirme.
Sumado a lo anterior, tampoco descarté dentro de mi gusto a personas andrógenas o agéneros, por lo que alguna vez admiré apariencias indefinidas e intenté relacionarme con ellas. Aunque todo lo dicho se asemeja al gusto de un pansexual, al cuarto de siglo me di cuenta de un detalle importante de mi sexualidad: sólo disfruto estar con una persona cuando la amo.
Recuerdo, que cerca de los 15 ó 16 años, me relacioné con varias personas. Desde besos en carretes hasta intimidad sexual en una relación de meses, muchas veces hice las cosas tan sólo porque sentía que debía hacerlas. Fingía estar feliz besando o que me gustaba mi pareja, cuando en realidad no sentía nada. Lo anterior, siempre se repetía en aquellos casos en que no alcanzaba ni a entablar una amistad con el susodicho y ya estábamos pololeando.
La primera vez que de verdad disfruté una relación, ni siquiera fue en carne propia. Fue por chat y duramos algunos años juntos. Sin conocer cómo era él físicamente, ni mantener ningún tipo de encuentro sexual, me parecía mucho más interesante que las citas carnales. Fue ahí cuando pensé que era asexual. Sin embargo, un tiempo después encontré a alguien en el mismo medio, pero a diferencia del primero, nos conocimos en "vida real".
Pasados varios años luego de aquello (y terminadas hace mucho esas relaciones), recién me doy cuenta que existe un término que alivia mi condición sexual y la define al pie de la letra: demisexualidad.
Esta orientación define el no sentir atracción sexual por nadie (o, como yo, tener encuentros sin sentir nada), a menos que haya un fuerte vínculo emocional con esa persona. El demisexual no define un género específico para su gusto, sólo se basa en la relación que entabla.
Las personas que pertenecen a esta orientación necesitan un vínculo antes de la atracción y esto es esencial para encontrar atractiva a su pareja. Recién ahí podrán sentir placer y deseo.
Y tú, ¿cómo te defines?