Aunque la vocación nos inspira en cada paso, el problema es que no siempre se manifiesta en el momento oportuno. La presión por decidir qué haremos con el futuro suele ser fuerte, ya sea de terceros, la familia o de nosotras mismas. Tan agobiante resulta, que puede llevarnos a elegir una carrera a tontas y a locas, sin considerar si realmente tenemos dedos para piano o si de verdad nos proyectamos toda la vida en esa ocupación.
Por eso, no siempre encontramos lo que queremos hacer con el futuro a la primera. A veces terminamos eligiendo algo que no es para nada lo que esperábamos y tampoco nos gusta. Cuando eso pasa nos comenzamos a asustar, porque no sabemos qué pasará con el futuro; pero ante todo, no queremos decepcionar al círculo cercano.
¿Sigo o no sigo estudiado algo que no me gusta?
Primero, nos las damos de fuertes y pensamos que seremos capaces de llegar hasta el final de esa malla curricular, aunque no sea lo que queramos. Pero a medida que pasa el tiempo, comenzamos a sentirnos desanimadas, agobiadas y con mucho estrés, porque no estamos siguiendo el rumbo que queremos con nuestra vida. Cuando estás en esa etapa, lo primero que tienes que hacer es detectar si es un estado momentáneo o si realmente no quieres seguir estudiando esa profesión.
Si ya estás más que segura de que no quieres seguir adelante, en vez de sentir culpa, piensa en lo mucho que terminarías arrepintiéndote de estar titulada de una ocupación que no te agrada. Luego, respira profundo, ordena tus ideas, planifica tus opciones para cuando dejes de estudiar y cuéntale a tus cercanos.
¿Cómo lo digo?
No elijas una junta familiar, como un cumpleaños, santo o cualquier tipo de evento, ya que los recuerdos no serán de los mejores. Lo ideal es que tú misma crees una oportunidad para contar tu determinación y te recomiendo hacerlo por separado con tus padres, tu pareja y amistades, ya que todos tendrán una visión distinta del tema y si las juntas, lo único que conseguirás es confundirte más.
Creo que debes partir por tu familia, sobre todo si son ellos los que te están ayudando a financiar tus estudios. Trata de organizar alguna once con ellos o de salir los 3 a un lugar tranquilo, en donde puedan estar relajados y sobre todo, que no participen personas ajenas. Sólo tus papás y tú.
Parte hablando desde cómo te sientes, del estrés, la preocupación y la carga que ha implicado el seguir estudiando algo que sabes que no es para ti y sobre todo, que ya no eres feliz en eso. Sé sincera. Si tampoco te sientes hábil para finalizar la profesión, entonces también explícales que te cuesta demasiado porque no es tu campo. Habla desde tu experiencia y no temas a decir todo lo que te has guardado; después de todo son tus padres y no querrán nada malo para ti.
Puede que al comienzo no se muestren felices o muy receptivos (es obvio, para un papá el futuro de sus hijos es lo más importante y que tú des un paso al costado, los pone inseguros), pero lo importante es que muestres claridad y determinación. Además, debes tener ya más o menos claro si te cambiarás de carrera, congelarás, entrarás a trabajar o qué harás con tu vida, para que ellos noten que eres capaz de hacerte cargo de tus decisiones.
Pareja y amigos por separado
En el caso de tu pareja, anda al grano y no estires mucho el chicle. Menos permitas que intente cambiar tu parecer o te haga sentir mal con sus comentarios. Esta decisión es solamente tuya y parte del rol que ocupa tu pareja es el de respetar tus opciones, incluso si no le parecen adecuadas. Que no sea él quien tome la determinación ni se involucre en ella.
Los amigos están para dar su visión de las cosas y también apoyarte, entonces no esperes que todos estén acuerdo. Pero si son buenos amigos, aunque no les parezca tu decisión, no te negarán un abrazo, una palabra de cariño, ni su soporte, si lo precisas. Si se dedican sólo a criticarte, entonces mantén la distancia de personas que no son capaces de ponerse en tus zapatos.
Cuando te sientas demasiado culpable o tengas temor de contar lo que te ocurre, recuerda que serás tú quien deba ejercer esa actividad durante la mitad de su vida; entonces, la decisión es por ti y para ti. No dejes que tu deseo de proteger o tener contentos a los demás, atente contra tu propia felicidad y tus posibilidades de desarrollo.