Sería lindo decir que las relaciones, ya sean de amistad, amorosas o familiares, están hechas de cosas bonitas y nada más, pero eso es una gran mentira y una utopía. A lo largo de cualquier tipo de vínculo, nos vamos a enfrentar varias veces a las decepciones, la pena e incluso a la rabia.
Y es en ese último ítem, donde las relaciones a veces no sobreviven. La ira, la rabia y el rencor son tres sentimientos que todas hemos experimentado en algún punto de la vida, y aunque son sensaciones totalmente humanas, nos dañan a nosotras mismos y nuestras relaciones.
En las relaciones de pareja, uno de los mayores obstáculos que podríamos atravesar es una traición. En ocasiones, la pareja es capaz de sobreponerse a esta situación, hacer borrón y cuenta nueva y volver a empezar. Pero otras veces, esto se queda sólo en la intención, a pesar de que se hagan todos los intentos y se acepten todas las disculpas. Porque una cosa es aceptar las excusas de alguien que cometió un error y otra es realmente perdonarlo. Y pasa que cuando - por más que lo intente - uno no puede dejar el pasado atrás, empiezan a anidarse en nuestro interior estos malos sentimientos de los que hablábamos, convirtiendo toda la rabia y la tristeza en resentimiento.
El resentimiento es un primo cercano del rencor, pero con unas sutiles diferencias. Cuando sientes rencor, lo que quieres es vengarte de la persona que te ha hecho daño. Pero el resentimiento viene incluso cuando crees haber perdonado. Se incuba lentamente y crece de manera silenciosa, impidiendo que esa relación - que ya tuvo un traspié - pueda seguir adelante y fortalecerse. Es una lucha constante contra el amor que crees sentir, porque por un lado, ¡claro!, estás enamorada, quieres salvar la relación y que todo sea como antes. Pero por otro, eres incapaz de cerrar el capítulo y cada gesto, palabra o situación, te recuerdan ese mal momento que debía quedar atrás. Tu interior lucha por amar, pero el resentimiento es más fuerte. El amor y el resentimiento son dos fuerzas opuestas. Y si bien el rencor es tratar de hacerle daño al otro en forma de venganza, el resentimiento es desearle mal en secreto, aunque ni siquiera te des cuenta de que lo estás haciendo. ¿Lo peor de todo? Es que en algún momento todo ese odio engendrado termina por envenenarte.
Una relación puede sobrevivir a muchas cosas, hasta a la infidelidad. Pero si hay algo capaz de romperla para siempre es el resentimiento. Nadie puede entregar amor ni recibirlo, si al mismo tiempo siente odio. Muchas piensan que con el engaño se terminó todo. La verdad es que no. El engaño, con lo doloroso y todo, deja una luz encendida que depende de ambos mantener. Pero el resentimiento, es capaz de destruirlo todo, incluso a ti. Así que antes de seguir, pregúntate con una mano en el corazón: ¿Soy realmente capaz de perdonar? Y luego visualiza la cara de la otra persona. En ese momento lo sabrás todo. Si pueden seguir escribiendo juntos su historia o si el resentimiento cerró el capítulo para siempre.