¿Qué podría ser más devastador que terminar una relación por Whatsapp? Mi respuesta es simple: comenzar a tener problemas gracias a esta vía, para luego terminar. ¿Y por qué? Por desconfianza, inseguridad y esa curiosidad que hace que te piquen las manos.
Conozco varios casos de parejas que tienen dramas por este medio – que ahora es imprescindible para casi todo el mundo - y cuando se parte una relación en la cual el conocimiento de la pareja es poco, comienzan los problemas y los paseos escurridizos por conversaciones ajenas.
Es una lástima que esto sea una realidad, pero en la práctica las parejas del siglo XXI tienden a tener conflictos debido a las cosas que publican en sus redes sociales. Hoy en día la humanidad es muy dependiente de la tecnología y eso juega en contra de las relaciones de pareja estables.
Entre tanta pregunta ¿quién es ell@? ¿por qué te manda ese ícono? Y un montón de etcéteras nos quedamos cortos, sumando que ahora la famosa app te avisa si tu mensaje fue leído o no, por lo que es tendencia sentirse “ignorad@”. Por lo general los “malos entendidos” por esta red social son inmensos. Y ahora, ¡ojo! que cero posibilidad de bajar la manía por “estar en línea” porque ya se puede sincronizar tu cuenta al pc en iOS y Android, por lo que hasta en horario laboral te enteras de todo lo que sucede mientras deberías estar en tus tareas diarias.
El ¿por qué no me respondiste?, (?) por qué estabas en línea y no me saludaste son más poderosos que aquellas respuestas –sinceras- en las que se detalla que probablemente en esa milésima de segundo tu pareja estaba “ocupad@”.
¿Y cuál es la moraleja de todo esto? ¿hay realmente algo que pueda caber en la mente de las parejas del siglo XXI que “minimice” la exaltación por las RRSS y que no justifique una falta de respuesta provocada por una infidelidad? Pues creo, que eso se define netamente por la confianza en un@ mism@ y en la persona que se tiene al lado. ¿No creen?