Queridas lectoras: hoy les contaré qué ha significado para mí tener frenillos. Porque sí, la semana pasada, me armé de valor y decidí ponerme frenillos. Claro que escogí ponerme unos estéticos (de cerámica), porque se notan muy poco y es más cómodo así. Sin embargo, ha sido más terrible de lo que pensaba. A pesar de que me considero una mujer fuerte, no niego que esto es bastante doloroso.
Para algunos sería algo normal llevar frenillos, pero definitivamente no lo es. El mismo día que me los puse, el dolor se dejó caer en mis pobres dientecitos. No podía masticar nada. Todo lo tenía que pasar por la licuadora, así es que parecía un bebé, comiendo colados. ¡Hasta tomar un poco de agua era incómodo!. Y lo peor de todo, es que dos días después hubo reunión familiar, con muchas cosas ricas, las cuales obviamente no pude probar. Esto, sin contar que fui la atracción del lugar, porque todos querían ver mis frenillos. Como puedes ver, fue ¡terrible!.
Al pasar los días, el dolor es menor, pero debes acostumbrarte a que llevas algo extraño en tus dientes. Mañana se cumple una semana y ya podré masticar mejor. Aunque ni pensar en probar un trozo de carne, ya que se me hace imposible aún. El ortodoncista me advirtió que esto pasaría, pero después de algunas semanas, todo sería normal para mí. Y la verdad, ya los siento parte mía (¡y hasta los quiero un poco!).
Otra cosa terrible ha sido llevar un “ritual” de limpieza. Todos los que llevan frenillos, saben que la higiene es sumamente importante. Tuve que comprarme un cepillo especial, esos que se llaman “interproximal”, enjuague bucal y seda dental. Si bien es cierto antes tenía muy buena higiene, ahora debo hacerlo con más frecuencia y cuidado. Los frenillos son delicados, así que es importante cuidarlos muy bien.
Hasta ahora, lo más complejo, ha sido acostumbrarme a que después de comer, pequeños pedazos se quedan entre los brackets. Es terrible, porque sientes la necesidad de correr al baño para limpiar tus dientes. En resumen, he tenido una semana de locos gracias a mis queridos frenillos estéticos. Lo bueno es que al ser estéticos, la gente los nota muy poco cuando hablo. Además, estaré poco tiempo con ellos, pues mi problema es súper pequeño de arreglar.
Finalmente, siento que es una inversión a largo plazo. Ahora, es un tanto incómodo, pero al cabo de un tiempo, todo será más normal. Incluso después tendré la mejor sonrisa y ¡será para toda la vida! Anímate si quieres ponerte brackets, es la mejor decisión que podrás tomar. Cada día sientes que hay mejoría y eso motiva mucho más que el dolor o las molestias. Además, varios famosos los han usado, ¿cierto?
Y tú, ¿te pondrías frenillos?