Alguna vez en la vida, más de una tuvo la experiencia de ser la patas negras, amante, la otra, peor es nada, amiga con ventaja o simplemente algo de un hombre que ya tiene compromiso. Suele ser un tema tabú: entre amigas unas sueltan las emociones y comentan esta fantasía hecha realidad. En tanto otras prefieren irse a la tumba con el secreto del amor prohibido. Es una experiencia que las mujeres inevitablemente pasan, y lo digo así, porque para bien o para mal, alguna vez nos toca.
En muchas ocasiones no sabes a lo que vas, mientras que en otras estás exactamente donde quieres. Hay mujeres que no saben que el hombre las tiene locas con su encanto, ya tiene una relación seria o ha iniciado una con otra fémina. En tanto, hay mujeres que bien saben lo que sucede e igual deciden ver qué tal sería vivir un romance tortuoso, excitante y con mucha lujuria.
Sin querer queriendo y por cosas de la vida, conocí la experiencias de dos cercanas.
La primera mujer fue patas negras, creyendo ser la chica a la que estaban conquistando. El susodicho fue un tormento de años para ella, con el tira y afloja permanente en este tipo de ‘relaciones’ poco serias. Partieron andando - y se sentía en las nubes - hasta que un día en una fiesta llegó una mujer (la oficial) con varios grados etílicos haciendo show. Al parecer, no era la única que creyó ser el amor de este galán chanta. En fin, poco duró la historia.
Pese a quedar al descubierto, este Romeo siguió llamándola insistentemente por la noche. En total, cada mañana tenía más de 20 llamadas perdidas y decenas de mensajes de texto (sí, en ese tiempo la era de whatsapp no llegaba a nuestra realidad). Fue totalmente agotador para ella, porque él le prometía cosas que luego no cumplía y siempre tuvo labia para convencerla de que la quería, algo que nunca fue. Le costó salir de esta relación enfermiza. Finalmente tuvo que cambiarse de ciudad y de número de celular. Mi recomendación, si deciden vivir esta situación, es que no pase de unas semanas o un mes, como máximo.
La otra persona "cayó" con un compañero de U, quien le llamó la atención, por lo que decidió agregarlo a Face. Ella lo buscó y él le siguió la onda. Si bien mi amiga se percató de que estaba en una relación, igual siguió adelante y, como dicen las abuelitas, ‘la curiosidad mató al gato’. Él le comentaba que su romance era a distancia y ella sólo veía en este chico a un viejo amor del pasado, con el cual tenía cierto parecido. Primó la ley de "un clavo saca a otro" y decidió aventurarse.
La verdad, ella no se veía muy interesada en él - y hasta el día de hoy no comprende porqué llegaron a involucrarse-, pero bueno, son cosas que pasan. Una noche de carrete universitario se les pasaron las copas a ambos y el día siguiente mostraba vestigios de malas decisiones. En ese momento a mi amiga le ocurrió algo muy particular: pese a saber que estaba mal y que el tipo hasta le causaba rechazo, la emoción de estar en algo prohibido fue más fuerte. Prosiguió con la aventura un par de meses y luego se acabó. Un par de veces se encontraron en la U, pero ella simplemente optó por dejar de hablarle.
No podemos negar, que alguna vez todas pasamos por esto. Es cierto que de los errores se aprende y esta experiencia sólo se vive una vez.
Y tú, ¿has andado de "patas negras"?