Estamos en la playa con una amiga y de un momento a otro, vemos que se acercan dos bombones a saludar. Claramente se las dan de donjuanes y conquistadores. Quieren sentarse junto a nosotras y compartir, a lo cual accedemos para conocerlos más.
De presencia nos fascinan: son tipos guapos e iniciamos una agradable conversación. Sin embargo, ya al romper un poco más el hielo, nos damos cuenta de que son personajes muy vacíos, que comienzan a contarnos todo el rato de sus trabajos, la ropa que usan o el auto último modelo. Finalmente nos aburrimos y el atractivo inicial se les fue a buena parte, jaja. Obvio, porque no basta con un rostro lindo y ojos azules para que nos logren enamorar. Por más fascinante que sea su apariencia, la forma de ser de estos guapetones nos puede decepcionar.
Por eso son primordiales la personalidad - y otras características - a la hora de la conquista. No es necesario que el hombre sea tremendamente pintamonos o extrovertido; basta con que sea natural, simple y honesto ¡Y que se note! Porque el físico no lo es todo; si el bombón que conocemos es un tipo además de atractivo, interesante a nivel cultural, sensible, comprensivo, tiene temas de conversación, es caballero, amoroso y atrae desde que empieza a hablar, no querrás separarte de él. Pero si su personalidad sólo le permite hablar de sí mismo o de temas triviales y superficiales, definitivamente no logrará encantarnos.
También es importante la sensualidad, puesto que algunos hombres no se manejan con esto: suelen ser fríos, más 'fomes' por decirlo de algún modo y de esta forma no logran interesarnos ¡ni aunque sean Robert Pattinson!. Por eso, si vemos que quién nos trata de conquistar es coqueto - con esa chispa de pasión que requerimos las mujeres - atrevido, varonil y juguetón ¡sumará puntos sin duda alguna!.
Por eso, la personalidad y la forma de ser son muy importantes a la hora de conquistar. Para que nuestros machos recios lo tengan en cuenta ¡y sepan cómo sorprendernos en una cita!