Creo en las energías. A más de alguna le habrá ocurrido que al llegar a un lugar percibe agrado y paz, mientras que en otros se encuentra tensa y sintiéndose acechada de manera inexplicable. Pues sí, la buena o mala vibra de las personas se manifiesta en forma constante y, en mi humilde opinión, tras un deceso ese exquisito calor que un ser amado emanaba en vida y el sentimiento que compartían, trasciende a la muerte.
Con esta nota no pretendo asustarlas, declararme dueña absoluta de la verdad, ni dictar cátedras de metafísica. Sólo compartir el hecho que - de acuerdo con mis creencias -, a veces el alma no se va. Sea porque prefiere quedarse junto a quienes ama, para protegerlos y acompañar su andar o bien, a causa de que su pérdida fue demasiado rápida como para que alcanzara a percatarse. Lo cierto es que a veces, convivimos con espíritus y los siguientes son “los signos” con que entendidos en la materia suelen identificar su presencia:
1. Golpes en las paredes u objetos que “vibran”: Si bien hay ocasiones en que estos fenómenos se producen por un tema de física pura, en otras esto sucede de manera bastante ilógica. Por lo mismo, si sientes pisadas - en circunstancias que no hay nadie en casa - u objetos que se bambolean sin que los mueva una fuerza aparente, quizás llegó la hora de abrir tu mente a estos sucesos inexplicables.
2. Aromas agradables: Los expertos en el tema aseguran que una forma en que los espíritus manifiestan su presencia es a través de alguna fragancia característica de su vida. Por ejemplo, el tabaco, el aroma a galletas recién horneadas o su perfume favorito. Este suave y nostálgico perfume se percibiría de modo repentino y sin un origen claro. Podemos creer o no, pero es innegable que ciertos aromas evocan memorias y pueden constituir una excelente forma para conectar con el recuerdo de quien se ha ido.
3. Sensación de ser observado: Ok, puedes pensar que tal vez estás un poco paranoica, pero reconozcamos que cuando alguien nos mira fijo, podemos sentir sus ojos aún estando de espaldas. Quienes creemos en que ciertas energías prevalecen, podemos adjudicar esta inexplicable sensación a alguna presencia querida que continúa vigilándonos desde el plano en que hoy se halla.
4. Sombras o figuras humanas que se deslizan: Parapsicólogos, psíquicos y personas con habilidades especiales, señalan enfáticamente que debemos prestar atención a ciertos “golpes de vista”. Es decir, aquello que asociamos más a una ilusión óptica que a algo real. Aseguran que no siempre estas visiones son parte del imaginario, y que puede ser que alguien desee manifestar que sigue estando presente en nuestra vida.
5. El recuerdo: Es quizás la más “aterrizada” de las formas en que un ser querido que ya partió puede expresar que continúas en su compañía. Cada vez que te encuentras en una situación en que necesitas su consejo o apoyo, se viene a tu mente - en el momento preciso - alguna anécdota o experiencia similar que juntos sortearon. Porque las cosas que esa persona dijo o hizo, adquieren hoy un nuevo significado. Empiezan a aflorar recuerdos que creías perdidos y que vienen como anillo al dedo al caso. Y esa es una señal indiscutible de cómo aún está vigente en tu existencia: a través de su legado.
Independiente de cuáles sean tus creencias, la única verdad es que ni tú ni yo hemos experimentado qué hay más allá del último suspiro. No hay evidencias de qué pueda pasar, y mientras no lo vivamos, no lo sabremos. Por lo mismo, no debemos cerrar nuestra mente a aquellas cosas mágicas y maravillosas que a veces suceden, sin que las sepamos explicar. Situaciones que nos traen recuerdos lindísimos y nos invitan a recordar.
Y bien, ¿has tenido alguna experiencia paranormal?