Las experiencias paranormales no dejan indiferente a nadie. Sobre todo, a aquellos que hemos tenido la mala suerte de padecer alguna. Desde pequeña que he visto y sentido cosas extrañas. Nunca algo tan evidente como para contarles, pero sí experiencias difíciles de explicar. Y para que ustedes puedan conocer más de estas historias, les relataré una de las vivencias que me acercaron al mundo paranormal.
Yo le tengo mucho respeto a lo desconocido, porque lo he vivido en carne propia. Así es que no soy para nada una persona escéptica, al contrario, creo en un mundo que no podemos ver, pero que sí existe. Fue el caso de una tarde de mucho calor. Ocurrió cuando yo tenía cerca de 15 años. Venía de vuelta del colegio; recuerdo que no había sido un buen día, porque ya era tarde. Tuvimos que terminar un trabajo de lenguaje y ya estaba demasiado oscuro. Tomé mi mochila y caminé rumbo a mi casa.
Mi colegio quedaba a 15 minutos de mi casa. Caminar siempre fue la mejor opción, porque no te demorabas nada y aprovechabas de disfrutar un tiempo al aire libre. Pero esa tarde fue diferente a todas. Desde que me levanté, supe que no sería un buen día y claro, terminó peor de lo que pensaba. La cosa es que caminé lentamente por la calle. Se respiraba un aire húmedo, como después de la lluvia. De pronto, unos pasos se acercaban por mi espalda. Qué extraño, pensé, porque al mirar, nadie venía. Continué mi camino, sin prestar demasiada atención, hasta que ya fue demasiado evidente.
Yo aceleraba los pasos y el sonido se acercaba también. Me detuve y los pasos lo hicieron también. No le encontraba explicación a este hecho, porque ninguna persona física seguía mis pasos. Lo peor de todo, es que un viento fresco se dejó caer sobre mi cabeza. Algo no andaba bien, así es que decidí correr lo más fuerte que pude. De pronto, los pasos dejaron de seguirme y parecieron abandonar la idea de acompañarme en el camino. Miré hacia atrás y lo que vi, hasta ahora, no puedo olvidar.
Era una mujer mayor, con el rostro tapado y las vestimentas oscuras. Elevaba su mano derecha y se despedía de mí con vigor. Ya estaba lejos de esta “persona”, pero me sentí invadida, como acosada por una fuerza extraña. Continué mi viaje, tratando de convencerme de que lo que vi, no era real. Me podría haber imaginado esa situación. Como sea, fue horrible.
Esto me enseñó a que debemos comenzar el día con actitud positiva. Tener pensamientos bonitos y pensar siempre, que el día traerá puras cosas buenas.
¿Qué te pareció esta historia paranormal? ¿Te ha pasado algo similar alguna vez?