Si hablamos de cuidar el corazón, seguro lo primero que se viene a tu mente son penas de amor o cosas “de abuelitos”. Sin embargo, cada vez son más las cardiopatías desarrolladas a edad temprana y en forma silenciosa, por lo que abocarnos en mantenerlo sano - aún cuando parezca exagerado a los veintitantos - no está de más.
Nuestra generación suele llevar una vida sedentaria y un régimen alimenticio rico en grasas, producto de la conveniencia del fast food. Y, si consideramos que el infarto al miocardio es la principal causa de muerte en el mundo, debemos preocuparnos ahora que aún hay tiempo. ¿Cómo? Pues modificando nuestros hábitos conforme a los siguientes consejos:
1. Dormir bien: en los tiempos que corren, la palabra insomnio difícilmente será ajena a nuestro diccionario. Todas hemos tenido a lo menos un episodio de contar ovejas infinitas y arreglar el mundo durante la noche. La mala noticia es que sólo con 8 horas diarias de sueño - no menos - el cuerpo repone correctamente sus energías, facilitando el buen funcionamiento del corazón. Así que evita consumir bebidas estimulantes o cafeína, relájate y entrégate a los brazos de Morfeo.
2. Haz ejercicio: el corazón es un músculo; ergo, necesita actividad. Con ello, mejorará la circulación sanguínea, manteniendo a raya los niveles de colesterol y de triglicéridos en la sangre. Si tu presión suele estar elevada, ésta es la mejor receta para disminuirla y conservarla dentro de los cánones normales. Así es que elige tu disciplina favorita y ¡a ejercitarse!.
3. Evita el cigarrillo, alcohol y otras sustancias: cada “vicio” que poseemos repercute en el funcionamiento de este músculo vital. Y ojo, que el tabaco es uno de los más nocivos, al disminuir la cantidad de oxígeno presente en la sangre, endureciendo y estrechando las arterias. Un “pucho” diario es suficiente para aumentar el riesgo de infarto. Asimismo, el licor y las drogas (lícitas o no) se mezclan con la sangre, afectando en forma directa al corazón.
4. Cuida el peso y la alimentación: una silueta bonita y armónica es el resultado del perfecto equilibrio calórico, en cuanto a ingesta y gasto. Tener el peso adecuado no sólo nos hará lucir bien, sino que también nos permitirá una vida más longeva y saludable. Recordemos que el exceso de colesterol obstruye el correcto flujo sanguíneo, al almacenarse en las paredes de vasos y arterias. Por eso, es muy recomendable controlar lo que comemos, evitando grasas saturadas y procurando un justo balance entre minerales, ácidos grasos y vitaminas.
5. Adiós estrés y ansiedad: no importa cuán inquietos sean tu mente y tu corazón; procura siempre brindarte tiempo, disfrutando de una buena película, un viaje para respirar aire puro o un instante de desconexión. Escucha música, medita, practica yoga, etcétera. No te enfoques sólo en los quehaceres y exigencias: verás como te mantendrás joven por más tiempo y vivirás más años.
6. Contrólate periódicamente: sé lo difícil que es en ciudades colapsadas - como Santiago - conseguir una hora para el especialista. Sin embargo, es fundamental que lo agendes cuando menos una vez al año. Así, podrás detectar de manera oportuna cualquier patología que afecte a tu corazón y tomar las providencias del caso.
En lo personal, tengo 34 años y ya he sufrido algunos episodios de presión alta, por lo que pretendo seguir a pies juntillas estos consejos y así acompañar (Dios mediante) a mi hijo por muchos años. Nunca se es demasiado joven para ocuparse bien de este músculo, que vive nuestras penas y alegrías como el amigo más leal. Por eso, darle una atención adecuada es lo mínimo que merece y también ¡nuestro mejor capital!.