Sí, muchas veces nos encontramos con que nuestra pareja es muy condescendiente con los hijos. Es de los típicos que los consiente en todo y no dice nada si hacen una maldad. O sea, ellos quieren un regalo X, y él se los da. Rompieron un plato, y dice “déjalos si son unos niños”. ¡Uf!
Ya, si a decir verdad, cada cual tiene su manera de criar a sus retoños; pero existe algo que está consensuado: necesitan reglas. Estas no son cosas malas, sino que necesarias. La razón es súper sencilla. Son menores de edad, por lo que sus padres deben guiarlos hasta que crezcan. No por nada, cuando tienen algún inconveniente en el colegio, nos llaman a nosotros, ¿no?
Entonces si él no establece límites, se pueden desatar dificultades. Porque aunque nosotras intentemos poner orden, se produce una turbación. Nuestros hijos se confunden sobre a cuál de los dos tienen que hacerle caso. Por ende, nos terminamos desautorizando como papás.
Y eso genera consecuencias negativas en los niños. Por ejemplo: malcriarlos, en el sentido de impedirles ser conscientes de sus responsabilidades. También que no aprendan a resolver sus inconvenientes solos. O bien, que desarrollen problemas de conducta por desconocer cómo interactuar con sus pares.
Como ves, si él demasiado permisivo puede repercutir negativamente en nuestros hijos. Si bien cada cual sabe cómo criarlos, se sabe que ellos necesitan regalas para formarse correctamente. Así que está en nuestras manos establecer el equilibrio para no ser ni amigos ni tiranos; sino que sólo padres.
Y tú, ¿estás de acuerdo?