La toma de decisiones es una tarea compleja, sobre todo para aquellas féminas que se consideran naturalmente indecisas. Pero nos guste o no, cada día debemos optar por pequeñas y grandes determinaciones, que encausarán nuestras vidas y nos ayudarán a cerrar etapas; entender qué es lo que queremos y correr riesgos. Pero sobre todo, nos darán la oportunidad de no quedarnos estancadas.
A diferencia de la rabia, emoción que nos moviliza, el temor produce el efecto contrario y no nos permite avanzar. Por eso es que frente a una decisión importante nos cuesta tanto pensar en soluciones, porque el miedo a escoger mal nos termina jugando malas pasadas. Sin embargo, si le damos demasiado poder al temor, estaremos dando pie a que la inseguridad se apodere de nosotras y nos limite cada día más, en diversos aspectos de la existencia.
Si tienes miedo de tomar una decisión importante, primero ten en cuenta que no existen seres infalibles y que incluso esas personas a quienes admiras, han debido asumir uno o más tropiezos. No te relegues a ti misma a la zona de confort, porque de ahí es demasiado complejo salir. Menos aún permitas que las dudas nublen tu cabeza. Es mucho peor perder oportunidades y quedarse con un "qué habría pasado si...", estancado en el corazón.
Parte de crecer, aprender y evolucionar, tiene que ver con equivocarse (recuerda que para los japoneses la palabra crisis es oportunidad). Es por eso que debes mantener bajo control ese miedo a tomar malas decisiones e intentar cambiarlo por un sentimiento positivo, que te mueva a hacer cosas y a conseguir lo que te propongas. Creo que más temor debería darte no seguir adelante, vivir reprimida por tus inseguridades y no saber de qué eres capaz, sólo por el hecho de asustarte frente a las alternativas. Si te caes, te levantas, te sacudes la tierra y sigues adelante (una y mil veces, en caso de ser necesario).
Puede al principio, una decisión te parezca pésima y además traiga consigo uno que otro problema. Pero a veces el universo nos sorprende y terminamos notando que esa determinación que tomamos - y que en un comienzo trajo conflictos -, nos llevó justo a donde queríamos o necesitábamos estar. No seas tan orgullosa como para pensar que tienes todo bajo control, porque tu existencia es como una carretera llena de curvas, en donde no sabes cuál desvío te tocará tomar mañana.
Las mujeres somos valientes, nunca te olvides de eso, y cada vez que cometas un error, habrás ganado una nueva experiencia. Además, no tienes una bola de cristal ni eres vidente, por lo cual no puedes predisponerte negativamente hacia una situación en particular. Intenta no darle una connotación negativa al concepto de decisión, y repite muchas veces a tu cerebro, que no existen decisiones correctas o incorrectas, sino que más bien cada una de ellas es una oportunidad para encontrar tu camino.