Nuevamente se me va a caer el carnet y quizás aflorará mi lado más conservador, pero nunca tuve sexo en la primera cita. Quizás no tenía “el don de la palabra” o era “muy pavo”, pero así fue. No tuve la ayuda del reggaetón, no existía el ponceo ni nada parecido.
"En mis tiempos" - como dicen los abuelos - lo más cerca que podíamos estar de las chicas era cuando tocaban un lento. Lograr un beso y un teléfono era un verdadero hit. Para llegar a la segunda cita, debías pasar irremediablemente por el control paterno. Tenías llamarla al teléfono fijo y pedir que la divina misericordia hiciera que te contestara la mamá, la hermana o el hermano. Porque ¡ayayay si te contestaba el papá!; debías soportar un interrogatorio digno de la Gestapo y comprometerte a otro posterior, al ir a buscarla y hablar con él. No habían las facilidades de hoy con los celulares, Facebook, Skype, Whatsapp. Realmente los galanes de hoy la tienen más fácil. Pero ese es otro tema.
Fuimos la generación de la liberación, después de que las anteriores carretearan oprimidas por las aprensiones paternas y el toque de queda. Nosotros no: nos entregamos a los placeres de la piscola y el baile hasta que las velas no ardieran. Durante toda la semana, asaltábamos el monedero de la mamá e íbamos a la U mirando al suelo, por si aparecía algún billetito. Llegando el jueves o viernes, éramos lo más parecido a Hugh Hefner. Ahí las perspectivas comenzaban a mejorar. Algunos amigos con más pinta empezaron a “hacerla” y se volvió más natural el sexo a la primera... pero yo nunca lo hice.
Conversando con ellos de sus experiencias, no lo recomendarían. Salvo alimentar el ego infantil del galán y satisfacer las necesidades primarias, el touch and go tiene más riesgos que alegrías. Si con suerte sabes el nombre de tu pareja de turno, difícil que sepas cómo está su salud sexual, sobre todo cuando la necesidad es más grande que la razón y el preservativo ni aparece.
Si nos remontamos a una incipiente relación, si el sexo aparece en la primera cita, se pierde “la magia”. Conozco a muchos hombres que salen con chicas sólo por engrosar su currículum amatorio. Como dice el dicho popular, “promete y promete hasta que lo mete”.
Aún en el caso de que la cosa vaya más en serio, he escuchado varias veces la frase “el que en verdad te quiere, te va a esperar”. Muchos lo hemos hecho así. No cuesta nada ir generando espacios de confianza y real entrega. Ahora tampoco soy partidario del sexo sólo en el matrimonio. Uno debe saber si existe comunicación, compatibilidad en todo sentido, incluido este aspecto. Por eso tengan sexo, pásenlo bien, pero sean responsables. No creo que sea bueno en la primera cita, quizás en la tercera. Conózcanse un poquito, vean si tienen temas en común. Ahora, si les gusta el touch and go, adelante, pásenlo espectacular, pero cuídense para evitar un mal mayor.