Para todos mis congéneres, debo decirles que este es quizás el tema más difícil con respecto a tratar con las mujeres. Un dicho muy sabio dice que a nuestras compañeras “hay que quererlas”, no entenderlas”. Nada más cierto. ¿Cómo entenderlas? Rara vez, lo que dicen o lo que hacen tiene que ver con lo que en realidad quieren expresar. Pero tranquilos, si Champoleón logró descifrar la piedra Rosetta, nosotros también podremos descifrar el metalenguaje femenino.
Primero que todo, el metalenguaje tiene que ver con el significado de los gestos, silencios e incluso palabras, que no tienen el significado lógico conocido por todos. Un ejemplo: "¿qué te pasa? - Nada…". Arranca muchacho, ese “nada”, para ellas no significa nada, sino TODO. Pásate rollos, ve si te has portado bien o mal. Analiza tu comportamiento de los últimos días y encontrarás la respuesta. Que no le dijiste que se veía linda, que no la pescaste cuando veías el partido y te hablaba de los dramas de su mejor amiga, que “quería acción” y te quedaste dormido. Uff, por algo te pasarán la cuenta.
Entiéndanlo de una vez. Para la mujer la lógica no existe. No son como nosotros. Son más sensibles, en todo ven dobles lecturas. No pueden entender que nuestro “nada” es nada. A lo más significa que quieres descansar o pensar en el partido del domingo; desconectar tu mente de problemas, del trabajo, de la casa…de todo.
Debemos aprender a leerlas. Todas son distintas pero tienen algunos códigos comunes. Su indiferencia te dice: “aquí estoy, esperando tu atención, hazme cariño, escúchame”. Y ojo que esto puede ser peor cuando están en "esos días”. El dolor intrauterino y la baja del flujo menstrual hacen que sus hormonas y su humor este aún más revolucionado.
¿Cómo actuar con ellas? Traten de apañarlas, sean cuidadosos y delicados. Regla básica: pórtense bien. No les den motivos para una discusión. Si tienen razón te lo restregarán hasta el fin de los tiempos. Un partido político dice “Sin perdón ni olvido”. Esa frase la tomaron de la psicología femenina y su metalenguaje.
A veces el silencio es un buen consejero. Si ellas quieren pelear, déjenlas solas. Saquen a pasear al perro, salgan a fumarse un cigarro, vean las estrellas. Agarren el celular y escuchen música… en fin. Media hora después se puede volver a hablar con ellas en otros términos. Si ella quiere llorar, préstenle el hombro y tengan paciencia, mucha paciencia. Recuerden que ellas también la tienen con nosotros.