Cuando queremos sorprender a nuestra pareja, lo primero en que pensamos es un disfraz erótico. Pues bien: aunque existen muchas opciones disponibles en el mercado de los sex shop, no basta con elegir una caracterización y ¡voila! Sino que además debemos trabajar en la actitud correcta y elegir siempre el momento más adecuado para disfrutar esta lúdica experiencia.
La rutina, el cansancio y el trabajo son los principales causantes de la disminución del deseo sexual. Pareciera ser normal que en una relación de años, la frecuencia de los encuentros disminuya y las ganas de estar con el otro se vayan pasando. ¡Craso error!, considerando que el mayor tiempo debiera ser sinónimo de un conocimiento más acabado y de mejores experiencias sensitivas, tomando en cuenta que sabemos al revés y al derecho cómo satisfacer a nuestra pareja.
Por ello, si estás notando que la relación no es tan fogosa como antes, te invito a atreverte a probar con algo nuevo como ¡un disfraz!. Visita una tienda de artículos eróticos y vitrinea tranquila. Lo importante es que escojas el que más te guste y con el cual te sientas cómoda, para así apoderarte del personaje. La idea es que dejes de ser tú y sorprendas a tu compañero con la actitud de una sexy y preocupada enfermera, una ruda y controladora policía o una estudiante obediente, con ganas de aprender y ser guiada.
Es normal sentir un poco de vergüenza y pudor en un principio; pero si te sientes linda con tu traje y escoges un momento en el que ambos tengan tiempo y ganas de experimentar, se puede convertir en una buena instancia para reavivar la llama de la pasión. Es esencial que apenas te pongas tu indumentaria, empieces a creerte el cuento y te muevas, vivas y seduzcas como el personaje. Porque de nada te servirá llevar una linda y sexy ropa si estás con actitud tímida, cabizbaja, con la columna encorvada y con la mirada perdida en cualquier lugar que no sea tu galán.
¡Tómate tu tiempo y prepárate! Una vez que estés segura, ve y sorprende a tu pololo con tus más escondidos talentos…