"Papi shower": así debería llamarse esta celebración, por la labor que mis abnegados congéneres y correligionarios padres deben hacer, sobre todo el día del evento. Seamos concretos: las mamás se llevan la carga del embarazo, suben de peso, se les hinchan los pies y toooodo lo demás. Sin embargo, ese día nos hacen parecer culpables de sus sufrimientos y nos hacen pagar - con creces - todas "esas culpas".
Ok, ellas hacen los preparativos, ven la decoración, se encargan de las invitaciones, pero su tema llega hasta ahí. El día antes, generalmente es de estrés máximo. "¿Compraste las bebidas? Recuerda que la Pepita sólo toma jugo de arándano... ¿lo trajiste?" "¿A qué hora tienes que ir a buscar la torta?". Esas y otras preguntas atormentan a este pobre hombre, que en 24 horas no sólo debe seguir satisfaciendo las necesidades y antojos de su mujer, sino también preparar la fiesta. Sales de la pega y partes al super para hacerte cargo de la eterna lista.
Pero el evento en sí es un caos, aunque siempre hay alguien que te ayuda. Alguna amiga de tu señora (es fundamental que así sea, pues conoce sus gustos y mañas) o la suegrita. Te ayudan a decorar, a recibir a los invitados o, por último, la atienden a ella, mientras te toca correr. Llegan los invitados, y tú debes servir de recepcionista, mozo y memorizar la amplia lista de actividades que tu señora quiere hacer para "entretener a los invitados" (Y eso que no conté las largas horas que pasamos en Internet viendo cosas novedosas para pasarlo bien).
Si vienen tus amigos, todos se juntan a conversar, a fumar fuera del departamento o a "tirar la talla", pero el "club de Tobi" te queda vedado, porque tienes que estar en todas: tomando fotos a la amiga que sacó el chupete (señal de guagua futura), rellenando vasos y platos, atento a las conversaciones, participando en los juegos, etc.. Eres el anfitrión y salvo un par de tallas para arriba o para abajo, debes asumir la posición del boy scout y estar "siempre listo".
Pero no todo es tan malo y se hace por el niño. Siempre digo que todas las muestras de cariño y amor para mi hijo son bienvenidas. Se agradece cada consejo, cada presente y el juntarse con familiares y amigos. Pero toda esa reflexión se hace en la noche, después que todos se fueron, cuando quedó todo ordenado y puedes, por fin, descansar.