La amistad, como cualquier otra relación, tiene que ser atendida y cultivada todos los días. De vez en cuando, por supuesto, encontramos personas con quienes a pesar de no tener tanto contacto se forma un lazo tan fuerte que ni el tiempo ni la distancia logran acabar con él. Son esos amigos que, aunque no se hablen ni vean durante años, siempre estarán ahí para tenderte una mano.
Pero esa es la excepción a la regla. Los buenos amigos salen, conversan, y siempre están al tanto de la vida del otro. ¿Cuándo fue la última vez que fuiste a tomar un café con esa amiga especial? ¿Y cuándo fue la última vez que iniciaste una conversación, sólo para saber cómo estaba?
Hay algunos factores que podrían transformarte en una mala amiga sin quererlo. Por ejemplo, repartir todo tu tiempo entre tu trabajo y tu pareja, y no dejarle ni un espacio en tu agenda a esa amiga que por tanto tiempo te acompañó en tus años de soltería. Ahora que eres una mujer de éxito y muy ocupada, ¡te falta tiempo hasta para respirar! Pero escúchame cuando te digo que esa falta de tiempo es la que más le juega en contra a las amistades. ¡Haz un esfuerzo!
Otro factor que te puede transformar en una mala partner es criticar en exceso las decisiones de tu amiga y no ofrecerle el apoyo que necesita en los momentos difíciles. Todo Chile sabe que su nuevo pololo es un patán, pero si ella lo ama como loca no nos queda de otra que aceptar su decisión y apoyarla. Y si después de un año por fin abrió los ojos, ¡no vayas a decirle “te lo dije” en su cara! Lo mejor que puedes hacer en un momento así es ser el oído comprensivo que no la juzga, sino que la acepta y la ama tal cual es.
Finalmente, aunque tu vida sea más interesante y farandulera que la de Kenita Larraín, guárdate algunos detalles para ti misma y deja que tu amiga sea quien hable, aunque te diga que “no tiene nada nuevo que contar”. La verdad es que sí lo tiene, pero se demora en soltar la pepa. Y cuando no sabemos interpretar estas señales y seguimos hablando sólo de nosotras mismas como loros, entonces nos podemos transformar en una mala amiga sin querer queriendo.
Y tú, ¿qué tipo de amiga eres?